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El cartel, ¿un partenaire?

Por: Mónica Patricia Larrahondo[i]

Quisiera iniciar con una cita de Miller de Polémica Política, retomada por Alejandro Reinoso en el testimonio dirigido a la Comunidad Colombia el pasado 22 de Noviembre que tuvo por título El malestar en la cultura en el diván y fuera de él. Una extimidad. La cita de Miller  es la siguiente: “pensar que el psicoanálisis es exclusivamente una experiencia de uno por uno, una experiencia íntima ajena al caos, al malestar que prevalece ahí fuera, es un error”[2].

Freudproclamaba la relación moebiana entre psicología individual y psicología social, en la que el otro siempre cuenta: “como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo”[3]. En ese orden de ideas, acuerdo con Alejandro cuando afirma el punto de extimidad que tiene el Otro social en un análisis, sin duda éste se encuentra en el diván y fuera de él. Pero también es un hecho que este punto de extimidad se encuentra referido a la Escuela, de allí la iniciativa de Miller de hacernos presentes no solo en nuestra práctica clínica, sino en el campo social. “No como un partido político, sino como psicoanalistas que pueden aportar algo a la humanidad en este momento”[4]. La pregunta es cómo. ¿Cómo llevar el acto analítico al espacio público?, ¿cómo pronunciarse cuando el malestar de la civilización irrumpe con un ruido ensordecedor y un destello enceguecedor?

El 28 de Abril de 2021 estalla el Paro Nacional en Colombia, siendo Cali, mi ciudad natal y de residencia, una de las ciudades con mayor turbulencia. Siendo las 6 am del 28 de Abril, el grupo indígena Misak tumba en la ciudad Cali la estatua del conquistador español Sebastián de Belalcázar, acto que algunos jóvenes líderes interpretaron como aliento para protestar con mayor decisión y vehemencia por unos derechos que han sido históricamente vulnerados. Muchos salieron a marchar y llevar la protesta hasta las últimas consecuencias. El motivo del paro, inicialmente, era protestar por la reforma tributaria que afectaba a la clase media y baja. Sin embargo, este motivo inicial se fue tornando, a mi criterio, cada vez más confuso. El 29 de Abril iniciaron los bloqueos y “puntos de resistencia” en Cali, donde algunos jóvenes, llamados “de primera línea”, se ubicaron con escudo en mano, algunos armados, bloqueando las diferentes entradas de la ciudad y puntos estratégicos de la misma. Estos bloqueos, además de afectar la movilidad en la ciudad, entraron en nexo asociativo con algunas marcas traumáticas del pasado: confinamiento y secuestro. El Estado, por su parte, intervino con sus fuerzas militares y el escuadrón antimotines para “desbloquear” estos puntos, incrementando la violencia y segregación que ya se venía presentando. Hubo disparos, muchos disparos, donde el enemigo para algunos era el Estado; para otros los “vándalos” protestantes; para otros los indígenas que habían arribado a Cali apoyando el Paro Nacional; para otros los de “camisetas blancas” que representaban la clase pudiente y de extrema derecha de la ciudad; etc. Para mí, el enemigo era cada vez más difuso, y la violencia operaba como significante amo, haciendo inexistente la función paterna del Estado de antaño. No entendía nada, y la angustia, como afecto que no engaña, tocaba lo real de la vida.

Siendo la Directora de la NEL-Cali me vi en la necesidad de tomar una decisión frente a este acontecimiento social que no solo tocaba mi psicología individual, sino que conmovía el cuerpo mismo de la sede. En una Noche de Escuela, llevada a cabo por zoom, escuchamos los disparos que provenían de la casa de una de nuestras asociadas. Era un hecho: el malestar social estaba dentro de la sede. ¿Qué hacer?

Por aquellos días teníamos programado una conferencia pública con Marcus Andreí Vieira; sin embargo tomamos la decisión de postergarla. No podíamos continuar como si nada estuviera pasando. Con el Directorio de la NEL-Cali acudimos a Marcus como partenaire en ése momento de turbulencia, encuentro del cual se decanta una pregunta: ¿Qué lugar para el inconsciente en tiempos de angustia? Surgió entonces la iniciativa de las Conversaciones con las otras sedes en Colombia, quienes consintieron a esta propuesta. En retrospectiva, diría que aquello fue una interpretación analítica donde se puso en acto la Comunidad Colombia.

Las conversaciones nos permitieron ir haciendo una lectura de aquello que irrumpía, insisto, con un ruido ensordecedor y un destello enceguecedor. Surgieron algunos S1’s que nos sirvieron de brújula: angustia, identificación, segregación, violencia, desamparo, etc. A medida que íbamos realizando la lectura, siempre los unos al lado de los otros, la angustia fue cediendo. Sin embargo, la pregunta por si pronunciarnos o no, si “quitarnos el tapabocas o no”, nunca dejó de insistir. ¿Cómo sería este pronunciamiento? Una decisión: apelar a la prudencia. No hubo pronunciamiento colectivo, ni comunicados por parte de las sedes en Colombia.

Como bien enseña Lacan, no hay sujeto colectivo de la enunciación, cada uno está solo con su síntoma, con su real; pero, “hay una diferencia entre estar solo y ser el único”[5]. Ser miembros de una Escuela implica trabajar los unos al lado de los otros, y esto fue lo que hicimos. Entonces, no hubo pronunciamiento colectivo,  lo que no significó que no hubiera acto analítico. Las conversaciones fueron un acto, la invitación a Alejandro Reinoso a testimoniar sobre el malestar en la cultura, también. Actos que permitieron bordear el agujero, hacer una lectura y causar el trabajo sobre aquello que hizo nudo en la garganta, nudo en lo social, nudo en la Escuela, nudo en el analista ciudadano.

Alejandro decía dos cosas que me parecen importantes: la primera, que “en términos de la acción lacaniana en el campo político estamos un paso atrás, o un paso aún por dar […] un momento lógico anterior a la altura de la época”[6], se pregunta si esto obedece a algo estructural o bien a algo del orden de una apuesta. La segunda, que la acción sobre la cultura supone, afortunadamente, un no saber. Subrayo el “afortunadamente”, porque si nos ubicamos como el amo que sabe estaríamos poniendo en riesgo el discurso analítico. Ahora bien, el no saber no quita la posibilidad de preguntarse y hacer un esfuerzo de lectura y poesía. Hacerse la pregunta por la acción analítica en el espacio público y sociopolítico al interior de la Escuela es fundamental. Y aquí introduzco otra pregunta: ¿cómo traemos “algo”, no todo sino “algo”, del malestar social a la Escuela?, ¿desde qué lugar lo traemos?, ¿desde el lugar del maestro, del analizante, del analista?

Las conversaciones en Colombia fueron importantes en tanto fue el dispositivo inmediato del que nos servimos para hacer una lectura inicial del malestar social, y poder oír y ver mejor la crisis que aún persiste. El testimonio de Alejandro conmovió los cuerpos presentes, interrogó e interpretó a la Escuela, impulsando el trabajo a los trabajadores decididos que la habitan.

El cartel es, sin duda, otro dispositivo del que nos podemos servir para poner al trabajo la enunciación singular, la pregunta que nos causa, el rasgo que cuestiona la rutina establecida (Miller, 1990); pero también es el partenaire que alientaen tiempos de crisis facilitando la lectura del malestar presente en el diván y fuera de él. Así lo ha sido para algunos colegas de la NEL en Colombia, y seguramente para algunos de ustedes. Tengo la idea del cartel como oximetro de la Escuela, en tanto puede arrojarnos datos sobre el aire que respiramos dentro y fuera de ella.

¿Cómo continuar tras los actos de Escuela realizados en la Comunidad Colombia? No lo sé, quizás en un año, en un tiempo aprês coup, podré decir algo al respecto. Pero tengo la convicción que el cartel, en tanto consintamos a él, puede llegar a ser el partenaire que lejos de completar nuestro saber, descompleta el mismo abriéndonos al mundo contemporáneo.

Gracias.


[1] Trabajo presentado en las Segundas Noches de Carteles. Crisis Sociales. Usos del Cartel. 1 de Diciembre de 2021, vía zoom.

[2] Miller, J-A “Conferencia en Madrid. “Que viene el Coco””, Polémica Política, Ed. Gredos,Barcelona, 2021, p. 418

[3] Freud, S. “Psicología de las Masas y Análisis del Yo”, Obras Completas de Sigmund Freud. Tomo XVIII,Ed. Amorrortu, Buenos Aires, 2001, p.67.

[4] Miller, J-A “Conferencia en Madrid”, op cit., p. 419

[5] Miller, J- A ., “La Escuela y su analista” http://www.europsychoanalysis.eu/site/page/fr/11/es/textes_institutionnels

[6] Reinoso, A., El malestar en la cultura en el diván y fuera de él. Una extimidad. Testimonio de Pase dirigido a la NEL- Cali, NEL-Bogotá y NEL- Medellín el 22 de Noviembre de 2021, inédito

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