Al comienzo no está el origen, está
El lugar
Lacan
Siempre ha sido enriquecedor a la vez que formador el trabajo de cartel cuya provocación invariable ha obtenido en mí la división subjetiva, poniéndome siempre al trabajo por una vía diferente a la de los saberes supuestos. Obteniendo desde cada inicio una pregunta cuya función gira en torno a lo que me ha convocado a ese trabajo cartelizante, esto me ayuda a que arroje el rasgo que quiero y que será el eje con el que llegare a lo que se nombra como «producto«, la libra de carne.
Primer tiempo: Lo no pedido
Mi encuentro con sujetos autistas fue contingente, no lo buscaba, apareció antes de empezar mi formación, desde ahí me llamo siempre la atención que había algo que se repetía en estos niños su «no pedir nada», «su estar y no estar» y sin embargo ver que cada uno tenía su propia forma de no estar. En este primer encuentro tenía que producir, construir y llevar acabo las técnicas establecidas del instituto para lograr en los niños resultados que les posibilitara entrar al rango de lo «normal» como que no gritaran, que comieran, se vistieran, se asearan, todo esto solos, y en las actividades de juego tenía que lograr que fuera con otros. Era un seguimiento conductivo en donde obviamente los resultados no eran los esperados, al menos para mí ya que al convivir con ellos podía ver que había otros caminos para andar y construir con ellos. Mi frustración de no obtener «todo» lo que me solicitaban, ver que algún niño se entumecía o se aislaba más o simplemente observar que los niños hacían algo de lo solicitado me hizo dejar ese espacio y el lugar «no pedido» que querían que ocupara. Sin embargo en los espacios en los que he desempeñado mi práctica profesionista inmersos en ámbitos educativos y clínicos siempre aparecía algún niño con estas mismas posiciones singulares de la mano de demandas institucionales de normalización.
Segundo tiempo: El encuentro con el psicoanálisis
Escuchar algo diferente de las técnicas de normalización «para todos» que siempre se solicitan fue algo que me alivio y me permitió sentirme convocada al encuentro con el discurso del psicoanálisis. Buscar, indagar el enigma, elucidar las pistas a cuya causa solo en lalengua de lo singular de cada sujeto puede nombrarse, es lo que hizo que iniciara mi experiencia de análisis, formación y transferencia con el psicoanálisis en donde puedo decir que el discurso analítico puede operar sobre la realidad, es decir cambiar el modo de hablar de los síntomas. También me permitió desplazarme en la forma de trabajar y escuchar a estos niños en la clínica y en el ámbito educativo además de distinguir los modos de trato que conllevan.
Tercer tiempo: El desafío
He escuchado constantemente nombrar a Lacan cuando dice que el desafío para los psicoanalistas es estar a la altura de su época, lo que entiendo como reformular las condiciones de la práctica analítica conforme a los cambios sociales y de lo que se solicita de estos, pero con los sujetos autistas ¿Cómo colocarse? ¿Cómo ponerse frente de un sujeto que esta puesto en lo real y donde no hay intercambio simbólico ni imaginario? Si en los sujetos autistas su particularidad es el rechazo de ser afectado por el significante lo cual los deja como objeto también es necesario decir que no están fuera del lenguaje ya que la singularidad del objeto que se inventan o las palabras que sueltan de forma sorpresiva después de tiempos largos de silencio son prueba de ello, a su manera hacen un trabajo de invención por lo que a uno como analista le corresponde estar dispuesto a buscar un contacto menos intrusivo para encontrar la forma de alojarlos y darles un lugar, inventar en cada momento, sin forzar y sin pretender nada ni del niño, ni de sí mismo, estar abierto al Otro, partiendo de ese objeto autista como punto de apoyo e inicio.
Cuarto tiempo: La libra de carne
El trabajo en este cartel me arrojo los desplazamientos de mí hacer en la clínica, de mi interés por escucharlos y saber que no hay técnicas, que la forma única y singular en que se presentan me ha permitido buscar las formas de acercamiento, seguimiento y tratamiento, lo que permitió generarme más preguntas de las que tenía, de conjuntar más lecturas pero sobre todo saber que estoy más causada. Todo esto abrió en mí la posibilidad de jugarme y exponerme junto al Otro de la Escuela y algunos otros colegas, formando un módulo de investigación sobre autismo en la sede Nel México y darle así nuevas vueltas al camino de mi formación en torno a un deseo decidido.