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Rufino Tamayo

El problema de la Transmisión...

Robinson Arroyave

«más vale un perro vivo que el discurso de un muerto»

¿Porque hablar en la transmisión de un problema? Sea esta una pregunta que intente situar la lógica de una responsabilidad, en momentos donde la vida gira por fuera de las palabras; ya que habiendo alcanzado estas, el máximo de efecto y belleza, logran por fin revestirse para dar lugar a la lógica de los discursos, manera con la que inicia Lacan el seminario «de un Otro al otro» diciendo: «La esencia de la teoría psicoanalítica es un discurso sin palabras»[1]

Es esta la forma como le puedo dar lugar al trabajo que he llevado a cabo en un cartel durante más de un año; que junta los temas del psicoanálisis y la educación, donde pudiésemos ubicar un problema de cada uno frente a su responsabilidad, lo cual, irremediablemente los separa.

Lacan con su trabajo en el seminario 16, «de un Otro al otro» ha sido entonces el texto elegido como única guía para esta elaboración, de donde refiere que la cuestión es saber si existe el psicoanálisis. «Esto es lo que está en juego» –dice-, aduciendo además: «ocurre que éste es síntoma del punto del tiempo al que hemos llegado en lo que llamare con esta palabra provisional, la civilización»[2], donde describe a esta como algo más vasto en relación con la cultura, en tanto que a la cultura le asigna, dentro de la lógica de las convenciones, como algo que llamara lo comercial; lo cual nos permite decir que siendo la cultura la guía de trasmisión en otros tiempos, para el presente se ha convertido en lo contrario, es decir, en un impasse para el encuentro con la responsabilidad.

Ser síntoma del punto del tiempo, posibilita ubicar al psicoanálisis por fuera de la cultura, lo cual no significa desconocerla, con lo que Lacan va más allá, en tanto que reconoce que la lógica del discurso, apunta a la causa del discurso mismo, siendo la pregunta por lo real, que vía la estructura, posibilita reconocer una imposibilidad que convierte a la estructura como garante de lo real mismo; dicho de otra manera, Lacan no deja lo real sin consecuencias, no hace de lo real un amo, sino que intenta recoger los efectos del discurso al interior de lo real mismo, en tanto que: «por el modo en que esta cinceladura cae en la estructura, se revela como lo que es. Si se desplaza la cinceladura a alguna parte, las relaciones cambian, de modo que lo que no se veía antes se ve después»[3] de tal manera que la cinceladura se convierte por su efecto mismo, en la banda (Mohebiana) en la que hace su operación.

De esta manera, los efectos de discurso que Lacan nombra con la cinceladura, se convierten en lo que pudiésemos decir, la guía del trabajo hasta este punto mediante sus efectos en lo real; que alterna con la elaboración por los caminos de lo más presente, es decir, del otro extremo donde se puede ubicar la apuesta por el sujeto, el cual, afectado por las vías de lo que describiríamos el puro discurso, como aquello que lo precede conjuntamente con su goce, así: «la lógica matemática estaba ya en las entendederas divinas, antes que ustedes hayan sido afectados por ella en su existencia como sujetos, la cual habría estado de ahí en más condicionado por ella»[4]

Dicho con otras palabras, al puro discurso matemático, Lacan va a oponer el discurso del sujeto donde hasta entonces este se había sostenido en su lógica sin mayores contratiempos con su posición del yo, en tanto que como dice Lacan:»necesito que algo lindara ya con los efectos de discurso para que naciera el de la lógica matemática» reconociendo como de importancia «el problema en tanto asegura que aquí tiene efecto este progreso que consiste en darse cuenta de que un discurso posee consecuencias» [5]

Hasta aquí puede decirse que lo primero por lo que la transmisión se convierte en un problema, es en tanto que ya no puede responder a las lógicas de la cultura, no porque la cultura sea inservible, sino porque sus vías han sido tomadas para lo comercial; así la transmisión cambia de causa o más bien, relanza la causa por el sujeto al perderse en las lógicas comerciales; «hay ahí un efecto que seguramente no diré que es de mi discurso, sino de la dificultad creciente engendrada por lo que llamé la absolutización del mercado del saber. En otras palabras, el psicoanálisis solo aparece como síntoma en la medida en que un viraje decisivo del saber en la historia –no digo en la historia del saber- o de la incidencia del saber en la historia ya concentro, si puedo decirlo así, la función que define al objeto para ofrecérnosla, para ponerla a nuestro alcance»[6]

Seguidamente en una segunda instancia, podemos nombrar que la transmisión es un problema, debido a la identificación que los discursos pueden tener con los medios para producir el sujeto; diremos continuadamente con el texto que hay un principio que se traduce en la red significante S1-S2 como una frase que se concluye cuando algo se realiza y se cierra allí; a lo que Lacan va a responder: «después de todo, cuando pienso cuan largo fue este camino ¿Por qué yo mismo no temblaría ahora ante la idea de haberme dejado llevar entonces por semejante debilidad?»

A esto se responde con la elaboración sobre los diferentes acentos que desarrolla sobre el concepto de Famillonario, describiendo en este la articulación de la formación del inconsciente, en la medida en que puede producir, llegado el caso del Witz Aduciendo que Freud lo articula en tanto que «este sujeto fusiona siempre en un registro triple. No hay chiste más que respecto de la presencia de un tercero»[7] lo cual se reconoce como el lugar para el sujeto, cosa contraria se encuentra en lo que sigue cuando dice lacan, que Freud realiza una formula inapreciable que no carece de alcance para quien quiera que sea; en tanto que esta familiaridad no dejaba de tener el gustito de los millones y que al respecto nadie se ríe, en tanto que no es un chiste, pero que si se manifiesta como famillonario no falta la risa.

Pero «donde está el punto sensible de esta famillonariedad? Escapara a cada uno de los que lo trasmiten. Se trata precisamente de esta novedad que introduje en nuestro discurso y que en esta ocasión no dudare en trasplantar a este campo, a saber, el sujeto capitalista»[8] que quiere decir, llegados a este punto, la idea de sujeto capitalista? A que se refiere Lacan con dicha lógica luego de dar iniciativa al trabajo sobre el sujeto como aquello que viene a ser el lugar donde se encarna el plus como resistencia al discurso capitalista? Una posible respuesta nos la deja ver cuando se refiere a los efectos que tiene para el sujeto, el acto de que su trabajo sea todo comprado, dejándolo sin el plus en el que él puede simbolizar su vínculo, no solo con el trabajo como tal, sino con el mismo como sujeto.

Para esto Lacan indica como punto de partida el trabajo sobre la inconsistencia del Otro, asunto no tan sencillo de abordar al tener que hacer constantemente salvedades al respecto, lo cual nos indica que plantear la transmisión como un problema, acarrea de igual manera problemáticas semejantes; para esto entonces dice Lacan: «que el Otro este en discusión es muy importante para la continuación de nuestro discurso, -en tanto que- el enunciado de que el Otro ya no encierra ningún saber, ni ya ahí ni tampoco por venir en un estatuto de absoluto, no tiene nada de subversivo»[9]

Con esto Lacan va a estrechar el lazo establecido entre la verdad y el yo donde aparece la cadena S1-S2 como garante de tal lógica, conveniente hasta cierto punto para dar partida para otras construcciones y poder salir de los efectos de verdad que se convierten en la cárcel del sujeto y esterilizan todo discurso; «si definimos el gran A como posiblemente incluyéndose, es decir, transformado en saber absoluto, este tiene la consecuencia singular de que lo que representa al sujeto solo se representa como una repetición infinita. Por no inscribirse más que como infinita repetición de sí mismo, el sujeto está excluido no de una relación de interioridad ni de exterioridad, sino de lo que se planteó primero como saber absoluto»[10]

Así, tanto en la clínica como en lo social, puede plantearse la pregunta de porque el sujeto en una gran medida, puede reconocer su lógica respecto a su interior y su exterior, con o sin dificultades, pero sin lograr tener una consistencia a la hora de reconocerse en una construcción que sin dejar de contar con en el Otro pueda ir más allá de él; el trabajo de Lacan aquí nos indica justamente la otra cara, el otro extremo de interrogación al Otro, en la medida en que le impondríamos la condición de no contenerse a sí mismo «si en el interior de A no figura ningún A como elemento, sino solamente S1, S2 y S3, decimos que A no es elemento de sí mismo, en efecto, ni S1, ni S2 ni S3 son significantes semejantes al gran A, pero este es para todos su Otro»[11]

Llegados a este punto se puede retomar por último el problema de la trasmisión, en tanto que si se concibe en términos de responsabilidad para posibilitar el lugar donde pueda surgir el «sujeto» y encontrar una consistencia, lo que está en juego es saber si la apuesta está dentro o fuera del gran Otro, en otras palabras seria saber para quien se trabaja y en cuanto tal, saber por ejemplo si existe el psicoanálisis como discurso, no como saber. «esto demuestra también, no que el sujeto no está incluido en el campo del Otro, sino que el punto donde él se significa como sujeto es «exterior» entre comillas al Otro, es decir, al universo de discurso»[12]

La tendencia a que la producción de un discurso tienda a cerrarse se demuestra entonces entre otras por el matrimonio ejercido entre el lenguaje y el Otro, más aun, entre la castración y el goce de la que se reconoce la incidencia lógica que allí se ejerce a condición de no dejarse atrapar por ella misma, o mejor dicho, a no contentarse con reducir al sujeto a esto, ya que lo que hay en juego, es poder dar lugar a lo que de sujeto se produce pero más allá del Otro mismo que implica también desconocer lo que es el sujeto para ofrecer todo a su construcción inédita, «Buscamos lo que suspende, lo que se articula a partir del Otro y que esta fuera del Otro como tal –el S2 como fuera del campo del Otro. ¿Qué es allí el sujeto? Esa es la cuestión.»[13]

Dicho interrogante se encuentra claramente sin mucho esfuerzo en las lógicas institucionales pero como síntoma, como ausencia, en tanto que el lugar para el sujeto no existe como tal y la posibilidad de un discurso que lo genere es una amenaza enigmática y desconocida a la que se prefiere mejor la enfermedad, la cual encuentra un correlato en la lógica de la ciencia bajo la idea de la curación y el dato, en este sentido, la pregunta no es solo ¿qué es el sujeto? Sino además ¿que implica el esfuerzo para quien procura producirlo?

NOTAS

  1. LACAN. Lacques. «de otro al Otro» Paidos, Pg, 11.
  2. Ibid, Pg, 29
  3. Ibid, Pg,29
  4. Ibid. Pg, 33
  5. Ibid, Pg32, 33.
  6. Ibid;Pg;42
  7. Ibid, Pg, 47
  8. Ibid, Pg, 48
  9. Ibid, Pg, 58
  10. Ibid, Pg, 67
  11. Ibid, Pg,68
  12. Ibid; Pg, 70
  13. Ibid, Pg,82
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