El propósito de la participación en el cartel de conceptos psicoanalíticos, fue el pensar que allí iba a encontrar las respuestas de cómo ocupar el lugar de Sujeto Supuesto Saber, por ello, la forma cómo se eligió el concepto fue desde el interés por comprender, al fin, cómo estar frente a otro en la práctica clínica. Sin embargo, esta intención constituyó al mismo tiempo un equívoco, al no estar atenta que era de esperarse, que en el cartel y con el psicoanálisis no iba a obtener así de fácil esa respuesta.
La pregunta que se mantuvo fue, de qué manera construir una posición en la clínica en el psicoanálisis, con relación a lo que es la posición de amo y la posición de Sujeto Supuesto Saber, y los impasses que esto produce en una persona que está en medio de su formación como analista, lo cual fue una guía para el trabajo, en el intento de bordear lo enigmático que puede convertirse ese planteamiento en la experiencia clínica, además, porque en algunos casos la persona que comienza una práctica clínica ya tiene una formación en otra terapéutica como por ejemplo, la psicología, por lo que ésta práctica ya estaría autorizada, teniendo en cuenta que una institución tiene la facultad de avalarla, y es así, que para algunos sujetos para los cuales existe un deseo en el psicoanálisis, la pregunta de cómo dirigir la cura, se divide entre los conocimientos universitarios y los principios psicoanalíticos, lo que la hace aún más enigmática de responder.
La entrada al psicoanálisis tiene varias vías que para cada sujeto se abren de manera distinta. Algunos comienzan por la teoría y otros comienzan por el encuentro con un analista. Ambos encuentros abren la entrada que produce la opción de la práctica clínica, siempre y cuando esto tenga un lugar en el deseo del sujeto, lo que obliga a ubicarse en una posición en su práctica frente a otros. ¿Qué se debe hacer en ese lugar? es el lugar de quien dirige una cura, y, por lo tanto, es la pregunta que no cesa de aparecer cuando se está de frente con esa elección, pregunta que perturba si se tiene en cuenta, como lo nombra Graciela Brosdky, que «un analista debe saber, el analista no tiene el estatuto de un saber supuesto, sino de un saber exigible» (p. 26).
Este saber se conforma de tres saberes, los cuales Brosdky en el texto «La transferencia en la neurosis y la psicosis» refiriéndose a los postulados de Jacques Lacan, nombra que el analista debe saber sobre la teoría psicoanalítica, la cual la obtiene de los textos, el saber sobre su propio inconsciente el cual se obtiene por medio de su propio análisis, y el cómo se dirige la cura lo obtiene por medio del control de los casos clínicos (p. 26).
Lacan (1967) en «La equivocación del sujeto supuesto saber» afirma que el inconsciente depende de la transferencia. «El dispositivo analítico crea la suposición de un saber que ya estaría allí» En cuanto hay un sujeto que se supone un saber hay transferencia» (P. 240). Esto lo explica Graciela Brosdky diciendo que cuando el analizante se topa con algo que no funciona se crea la suposición de que alguien sí sabe, y al mismo tiempo el psicoanalista no sabe del inconsciente del paciente, pero supone que allí hay un saber. Sin estas suposiciones, no es posible el comienzo de un análisis, «Esta suposición de saber es equivalente a la suposición de inconsciente» (p. 27).
Acá se pudo nombrar algo de lo teórico que comprende el concepto, pero en este caso, la pregunta se va construyendo alrededor de cómo ubicarse en ese lugar más allá de la técnica psicoanalítica, porque lo que produce el impasse es cómo no estar en la posición de amo, cómo no pensar que se sabe lo que es más conveniente para ese paciente, y cómo esperar a que el sujeto comprenda algo de lo que le pasa sin desesperarse. Además, entender que no se es el sujeto que contiene el saber.
Por el momento está claro que el analista lo que menos debe ocupar es el lugar de saber, y que la función de Sujeto Supuesto Saber es un lugar que hay que construir y que se acompaña de la práctica y de los saberes teóricos, pero además, es una construcción que atraviesa la subjetividad, que hay que estar alerta para mantenerse del lado de la ignorancia y no del lado del amo, ser cuidadoso de lo propio para que no interfiera en el surgimiento del saber del inconsciente del otro, y aunque no se es quien se ubica en ese lugar, sí es un lugar que hay que saber sostener. Por consiguiente, es un trabajo constante que no cesa con la finalización del cartel.
BIBLIOGRAFÍA
- Brosdky, G. (2000). La transferencia en la neurosis y la psicosis. Asociación del Campo Freudiano de Bolivia; Plural Editores.
- Lacan, J. (1967). La equivocación del sujeto supuesto saber. Otros Escritos. Paidós 2012.