De pronto el niño muestra un comportamiento diferente, diferente al esperado, ¿esperado por quién? Son muchos los lugares desde donde se observa al niño y se valora su desenvolvimiento en relación con otros niños. De esta manera, se universalizan las respuestas y se estructuran los modos de aprendizaje ideales para todos y cada uno de ellos.
Pero, ¿qué sucede cuando uno de los observadores detecta una desviación de la norma?. En estos casos se aplica una solución o remedio normalizante, por ejemplo: Ritalín, clases particulares, castigos, premios, vitaminas, etc. Es así que, la cura responderá al diagnóstico desde donde sean leídos los síntomas que el niño manifieste, sea este desde la medicina, la familia, la escuela, la psicología, la religión, etc…
¿Cómo se explica entonces que, habiendo un diagnóstico universal que condense los síntomas observables y un tratamiento ideal para cada diagnóstico, y pese a la rigurosidad del método, los resultados no siempre sean los esperados?
A esto el psicoanálisis responderá desde la «Singularidad» del síntoma en el niño, el niño entendido como sujeto del lenguaje. Quien a través de su síntoma expresa de manera particularísima su forma de relacionarse con los otros. Por ende, el sentido del síntoma sólo se entiende desde quien lo padece.
¿Qué es el síntoma?
El síntoma, es un concepto utilizado dentro de la ciencia como un signo o señal de que algo está sucediendo o sucederá en un futuro. En particular, para el área de la salud el síntoma es un fenómeno que revela una enfermedad.
De igual manera, dentro del psicoanálisis el síntoma comunica algo, da cuenta de algo que tiene que ver con el sujeto que lo padece pero, que sin embargo no deja de causarle extrañeza.
Freud en Inhibición síntoma y angustia (1925), lo incluyó dentro de las formaciones inconscientes, descubrió a través de su trabajo clínico que el síntoma estaba relacionado directamente con las experiencias traumáticas sufridas por sus pacientes y que su formación era una consecuencia del sometimiento del Yo al Super Yo. A partir de esta lucha la pulsión es reprimida, lo que conlleva al desarrollo de una neurosis.
Pero la pulsión reprimida no puede ser eliminada totalmente decía Freud, reaparecerá pero esta vez desfigurada, irreconocible, ya que el afecto es separado de la representación y desplazado al cuerpo o al pensamiento. De esta manera, a través de la sustitución, la pulsión logra su satisfacción, reemplazando así el deseo inconsciente. Y al igual que el resto de las formaciones inconscientes, está determinado por la cadena significante mediante la cual es posible expresar el sentido oculto, vinculado al saber inconsciente. Pero, no sólo se trata de una formación sustitutiva, al satisfacer una parte del deseo reprimido el síntoma actúa como una satisfacción sustitutiva.
Siguiendo a Freud y apoyado en su formulación del inconsciente como estructura del lenguaje, Lacan piensa al síntoma como un mensaje a descifrar. A partir de una significación condensada en el síntoma que, obstaculizaría la circulación del deseo, en este sentido su desciframiento permitiría su circulación. Sin embargo, en su última enseñanza replanteará la estructura del síntoma, al decir que: «el síntoma es el modo en que cada uno goza del inconsciente en tanto el inconsciente lo determina», lo que nos lleva a entenderlo en dos dimensiones una simbólica y otra real. En esa línea Ana R. Najles dirá: «El síntoma es, entonces, un modo de decir pero al mismo tiempo de gozar»(pag. 30, 2006).
A esto que Lacan denomina núcleo de goce, haciendo referencia a la dimensión real del síntoma, Freud la describiría como Satisfacción pulsional, al percatarse de que el desciframiento del síntoma no bastaba para hacerlo desaparecer.
Lacan el Seminario 23, introduce el termino Sinthome ylo ubica del lado del sinsentido, que no dice nada, nada que pueda ser descifrado, nada que pueda ser interpretado porque no se dirige al Otro en busca de sentido. Es un núcleo de goce irreductible, un real de goce.
Si bien, el síntoma y el sinthome son dos caras de una misma moneda y cada uno posee características propias, Silvia Macri (2012) las expone claramente, «Mientras que el síntoma supone una vertiente imaginario-simbólica, que es su envoltura formal, y una vertiente real que es su cara de goce o satisfacción pulsional, el sinthome podemos ubicarlo como el hueso, el núcleo de goce opaco que está en el corazón del síntoma, desprovisto de todo semblante»(pag. 92).
Por un lado, está el síntoma que puede ser articulado entre un significante y otro, como una metáfora que puede ser interpretada, es la parte del goce que ha podido ser articulada a los objetos a como semblantes. En cambio el sinthome está fuera del sentido, no puede ser interpretado por que los S₁ no se articulan a los S₂, Lacan en el Seminario 11 nombra a este S₁ como letra, «un inconsciente hecho de S₁ sueltos, de marcas que no quieren decir nada, marcas que dejó el significante en el cuerpo» (Silvia Macri 2012, pag. 93).
¿Qué es lo singular del síntoma?
«El sentido es lo particular propio de cada sujeto, no es el síntoma mismo» (Miller 2010, pag. 314)
Los síntomas pueden repetirse en diferentes sujetos, pero el sentido que tiene para cada sujeto será siempre único y enigmático, eso hace que el síntoma sea singular, es la manera en la que cada uno arma su respuesta a la no relación sexual.
Silvia Macri (2012) dirá: «Detrás del sentido está el goce, que es la verdad de todo sentido» (p 46.). Verdad que hace de velo contra lo real, que a través del síntoma logra reemplazar la no relación sexual y de esta manera inscribir algo en lo real que posibilite el lazo con el otro.
Como mencionamos antes, tanto el síntoma como el sinthome son dos caras de una misma moneda y ambos se reflejan o mejor dicho ambos son el reflejo de lo que constituye al sujeto desde los semblantes hasta esa marca de lo real que es nombrado, el núcleo del hueso. Silva Macri (2012) explica claramente como el sinthome determina lo singular en el modo de gozar y nos dice que: «… esa marca única que será la que le permitirá al parlêtre darse un nombre de goce, decir «soy así», «soy como gozo», «soy eso que goza», será a partir de allí que tendrá que encontrar la mejor manera de arreglárselas con ese ser de goce, …un saber hacer con eso irreductible, con eso incurable» (pag. 93)
Lo singular del síntoma en el niño
El niño como sujeto del lenguaje, está determinado por la marca que deja el real en el cuerpo. Real que no es posible atrapar pero deja sus huellas al pasar, y siguiéndolas es posible descubrir de qué goza el sujeto. Sólo a partir de este recorrido es posible ubicar a los objetos que velan algo del agujero real, no es posible colmarlo pero si bordearlo con semblantes que arrojen sentido.
El síntoma se constituye como un semblante que condensa sentido y verdad, características que deben ser descifradas partir del sujeto que lo inscribe.
Como bien señala Ana R. Najles (2006), «…el síntoma se presenta como aquello que desde el sufrimiento que afecta a un cuerpo, interpela al ideal, a la norma…»(p 18. ). El síntoma es algo que cuestiona e incomoda, pero no sólo a quien lo padece. Los síntomas en niños pude ser muy preocupantes y en muchos casos angustiantes también para los padres y/o cuidadores porque algo de su goce puede estar siendo trastocado. En este sentido es importante ubicar la posición de objeto en que se encuentre el niño frente a tal padecimiento, para determinar si está en el lugar de objeto de su propio fantasma, del fantasma de uno de los padres o como síntoma de la pareja parental. Ya que en muchos casos la demanda que expresa el niño no siempre coincide con la de los padres.
Sin embargo, el síntoma en el niño devela también algo de la verdad de la pareja y de su propio goce, por el que debe responder.
BIBLIOGRAFÍA
- Lacan, J., Seminario 22, R.S.I., clase del 18 de febrero de 1975. Inédito.
- Macri, S., El síntoma en la experiencia analítica. Grama ediciones. Buenos Aires.2012
- Najles A.R., Psicoanálisis con niños y problemas de aprendizaje. Guayaquil. 2006
- Najles A.R., Delicias de la intimidad de la extimidad al sinthome. Grama ediciones. 2014