De alguna manera Lacan se anticipa en Una cuestión preliminar…para decirnos que desde la atalaya hacia donde nos ha llevado la subjetividad delirante (…) ello habla, donde la vivencia, lejos de separar, se comunica, donde la subjetividad entrega su estructura, aquella donde lo que se analiza es idéntica a lo que se articula. [1]
Miller nos recuerda que el significante Uno (S1), el significante solo, es siempre elemental, es decir, no se sabe lo que significa. Solamente cuando aparece el significante Dos (S2) puede surgir la significación de S1… Y concluye que lo que ubicamos como fenómeno elemental nos pone en presencia de un S1, por eso, la significación no se despliega; en cambio el delirio es equivalente a S2. [2]
En el 2006 Miller ubica la última enseñanza de Lacan desde el seminario 20 hasta el seminario 23 y la muy última enseñanza en el seminario 24 y 25
El primer desprendimiento de este recorrido se produce cuando pasa del lenguaje estructurado a lalengua.
A partir de ese momento, Lacan hace uso de un nuevo visual, el de los nudos borromeos. La cumbre del nuevo intento que empieza con Aun es el seminario El sinthome que aparece como la categoría clínica ligada al nudo borromeo.
El seminario 24, L´insu que sait, introduce una categoría clínica después de la del sinthome, a saber, lo que Lacan llama la une-bévue, que traducido semánticamente da el término inconsciente.
Después de la categoría clínica del sinthome, aparece entonces la une-bévue, en relación con la cual el sinthome surge como una macrounidad, como la cara real de aquello en lo que se está enredado. En esta cara real del inconsciente, el amor parece una extravagancia, una extrañeza. Aspecto que se escucha paradigmáticamente en los casos que presentan; Mavi y Raquel, como imposibilidad amorosa.
La une-bévue es una microunidad, que incluye el acto fallido, el chiste e incluso el sueño, a modo en el que el espacio de un lapsus, ya no tiene ningún alcance de sentido, como Lacan lo plantea en el Prefacio a la edición inglesa del seminario 11, al referirse al final del análisis.
En lalengua, el lenguaje aparece como una elucubración de saber.
Con la une bévue, el inconsciente freudiano aparece como una elucubración de saber sobre la une-bévue. El inconsciente no aparece como un dato sino como una elucubración que tiene su punto de partida en un hecho extremadamente tenue, sobre el que se construyeron luego catedrales.
La ultimísima enseñanza de Lacan tiene el valor de retorno a la cosa misma…está claro que lo simbólico está fuera del asunto, de lo que se trata en este nuevo visual es de superar la hiancia entre lo imaginario y lo real, mientras se trata de recurrir a lo imaginario para hacerse una idea de lo real.
En esta muy última enseñanza se trata de volver atrás, antes del Otro, es decir, operar una introducción del Uno en su anterioridad al Otro. Esto nos señala que el inconsciente está en un momento segundo y se añade al sinthome, que se encuentra anteriormente.
Esta transformación muy precisa, Lacan la formula diciendo: Somos hablados, y debido a esto, hacemos de las casualidades que nos empujan, algo tramado. Hay, en efecto un tramo, que nosotros lo llamamos nuestro destino. Dicho de otro modo, es que de la contingencia, hacemos necesidad, necesidad de una significación que nos atraviesa, nos estremece, que dibuja una instancia que nos llamaría y que sería el destino. Pág. 137 [3]
En el registro del Uno, se cuestiona al destinatario, porque en la medida que hay destinatario habría en efecto un destino. Pero acá Lacan se encamina hacia el enunciado de un simbólico sin destinatario. Nunca llega a un destinatario, porque no llega a destino.
En esa medida, la noción misma del fin de análisis es revisada en esta muy última enseñanza, pide que se repiense si se lo reubica en el registro del Uno o del Otro.
¿En qué consiste esta localización del análisis?, ¿Sería o no identificarse con el síntoma? Entiéndase que aquí identificarse con su síntoma, tiene el valor de reconocer su identidad sinthomal, se es su sinthome, esto querría decir, librarse de las escorias heredadas del discurso del Otro, después de haberlas recorrido.
Lacan también agrega que hay que identificarse con su sinthome, con «una suerte de distancia» y esto se trata, primero del ascenso del inconsciente hasta el sinthome. No es como si uno se presentase de entrada, así nomás, en su ser de sinthome. Sucede, pero justamente, cuando sucede, no hay distancia, y por tanto no se puede hacer nada con eso.
Tal vez se trata con esta suerte de distancia, de poder saber hacer algo con su ser de sinthome. Se trata como dice Lacan, de saber desembrollarse, manipular, su ser de sinthome. Pág. 141. [4]
Esta subversión propuesta al edificio psicoanalítico, sólo es posible por la lectura que realiza Lacan a la escritura de Joyce y su modo de manipular sus micro-unidades elementales, sin efecto de significación.
El neurótico, a diferencia de Joyce, lleva en sí el S2 que necesita, es decir que en determinada circunstancia sabe que decir. Esta es nuestra comprensión precipitada. Y Lacan nos invita a ser un poco más psicóticos, un poco más perplejos. Nos invita a leer las cosas sin entenderlas. Nos enseña a no borrar el momento de la perplejidad, a no salir corriendo con nuestro S2, nuestro saber, apoyado por nuestro fantasma, para descifrar y afirmar que no tenemos ninguna dificultad y entendemos lo que pasa. Intentar no entender lo que pasa puede ser tomada como una disciplina. [5]
NOTAS
- Lacan. J.- (1978) Escritos 2, Una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, pág. 557, Siglo Veintiuno, Argentina.
- Miller. J-A. y otros. (2005) El saber delirante, La invención del delirio, pág. 94, Paidós, Instituto Clínico de Buenos Aire.
- Miller. J-A.- (2007) El ultimísimo Lacan, pág. 137, Paidós, Buenos Aires.
- Ibíd., pág. 141.
- Ibíd.