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Miguel Ángel Guarín | La mujer y la Lira

Detrás de una madre una mujer

Beatriz Escalera López

X Jornadas NEL, «¿Qué madres, hoy? Vicisitudes en la experiencia analítica». Cartel-Eje 1C: Deseo de madre/Deseo de mujer. Más Uno: Susana Schaer.

En dirección a las X Jornadas de la NEL ¿Qué madres hoy? Vicisitudes en la experiencia analítica, el Eje elegido para el trabajo en cartel fue «Deseo de madre / Deseo de mujer», en esta vertiente, el presente escrito, intenta organizar algunos elementos en torno el rasgo «Detrás de una madre una mujer», resaltando que la madre también es mujer.

1. No se sabe qué es la Mujer

Lacan (2008), en el capítulo «Las dos vertientes de la sublimación» del seminario 16, sostiene que la mujer «tiene domicilio desconocido», no solamente porque no existe significante que pueda nombrarla sino también porque una «verdadera mujer» posee algo de extravió. Ese extravió tiene que ver con el goce propiamente femenino, un goce no localizable, sin referencias simbólicas. Marcelo Barros (2011), indica que no tiene que traducirse ese goce como exceso, sino más bien como singular, único, inédito y extraño. Según el autor, el goce propiamente femenino, no fálico, que se designa como «no todo», «no toda» suya, según Lacan, no es localizable, no permite la identificación del goce, ni tampoco permite a quien lo siente identificarse. Por eso Barros explica que se trata de un goce extraviado y extraviante.

Lacan (2009), en el capítulo «De una función que no puede inscribirse» del seminario 18, indica que no puede decirse, «todas las mujeres», no hay más que «una mujer» y no La mujer. La mujer no existe según Lacan, ya que el artículo «La» marcaría una función específicamente femenina que no puede decirse. Así el sexo de la mujer no dice nada a no ser por intermedio del goce del cuerpo, a diferencia del hombre, quien goza del órgano fálico, eso es lo que sella la disimetría entre hombre y mujer.Entonces La mujer no existe y es «una por una» indica Lacan añadiendo, sólo hay una mujer, otra mujer y otra mujer; que nunca formarán la clase universal de La mujer. Así, «una por una» hace referencia a cada una en su singularidad.

En el seminario Aun, Lacan (2004) expresa que el goce, en tanto sexual, es fálico, es decir, no se relaciona con el goce del Otro en cuanto tal, «El goce del Otro, del Otro con mayúscula, del cuerpo del otro que lo simboliza, no es signo de amor» (pág.12).

Frente a su propia interrogante de si el amor es hacerse uno, Lacan indica que el deseo solo conduce a la mira de la falla, donde se demuestra que el Uno, solo depende de la esencia del significante. En este sentido, Lacan hace referencia a la hiancia, o abertura grande, entre el significante y el resto que Lacan llama objeto a, causa de la insatisfacción del deseo y de su imposibilidad. Aclara también, que el goce está marcado por ese agujero, que no le deja otra vía que la del goce fálico. De esta manera, «Una por una» remite a lo singular, y lo singular no es sin el objeto a que queda en ella, por eso el particular extravío con el que una mujer vive su relación con el objeto.

2. Deseo de mujer

Es posible entrar en la dialéctica del deseo a partir de la falta que habita a una mujer. El deseo, es siempre deseo de otra cosa. Así, en el vacío central, el deseo de una mujer se desliza en una variedad de formas, que en ocasiones incrementa el extravío.

Brodsky (2008) señala que solo hay sexuación si el sujeto se inscribe de alguna manera respecto de la castración y su significante el falo. Explica que, sobre el cuerpo imaginario, la acción del significante inaugura todas las significaciones del tener o no tener, del ser o no ser. La acción del significante también, inscribe el goce en términos de goce fálico.

En esta dirección, cada mujer, de acuerdo a las marcas del significante y a sus trazos de goce, buscará, en la lógica del falo, poner en juego su deseo. Sin el falo, se trataría de un goce enigmático, extraviado y extraviante.

Miller, (2011) haciendo referencia a Lacan, señala que «querer ser la Otra mujer es una solución que la histérica arma frente al deseo femenino» (pág. 267). Así, la mujer, en tanto que no lo tiene, sólo obtiene el signo de que lo es. Tanto para Freud como para Lacan, la femineidad es confrontarse con la existencia de otra relación con la castración, como menos phi, otra posición en el deseo que se desliza.

3. Deseo de madre

La maternidad se presenta entonces como la solución por el sesgo del «tener», Lacan (1992) en el seminario 17, señala que el papel de la madre es el deseo de la madre, pero el deseo de la madre siempre produce estragos. Eso es el deseo de la madre, deseo de Omnipotencia fálica

Entonces, cuando el deseo de la madre no está regulado suficientemente por la significación fálica aparece un tipo de goce, por fuera del goce fálico, al que Lacan se refiere como «el goce cerrado y extraño» goce del Otro, del goce del cuerpo del Otro, y como dice Lacan, «no es signo de amor».

La maternidad en Freud y en Lacan no sigue el mismo curso. Ons (2005), marca que en Lacan, la maternidad aparece como una forma de domesticar y amarrar el goce femenino sin alcanzarlo y en Freud la resolución de la problemática de la falta y del no tener se realiza por la vía de la maternidad, en la que el niño, ocupa el lugar de sustituto fálico. Al respecto, Eric Laurent (2014), destaca que en Lacan se evidencia la oposición entre la mujer y la madre, situando la cuestión femenina más allá de la madre, mientras que en Freud ambas se aproximan en la medida en que la feminidad se resuelve por la vía de la maternidad.

4. Detrás de una madre una mujer

Para concluir, una madre no es precisamente quien presta un cuerpo para el nacimiento de un hijo, sino, una madre está atravesada por el deseo de una mujer afectada por la castración. Así, el deseo de una madre puede ser estragante porque una madre también es una mujer.

Miller (1998) señala «[…] es preciso ubicar el deseo de la madre en la medida en que ella es mujer» (pág. 437). En este texto para Miller una mujer es insaciable. Una madre que «está en falta, busca qué devorar» (pág.439). Es decir que esa mujer que se hace madre, aunque puede encontrar su objeto a, en sus hijos, o en otros objetos, por ser insaciable la mujer que se encuentra detrás de una madre, no se satisface del todo con eso y sigue en falta e insatisfecha.

BIBLIOGRAFÍA

  • BARROS, M. (2011). La condición femenina. Buenos Aires: Ediciones Grama.
  • BRODSKY, G. (12 de Octubre de 2008). La pasión de la ignorancia. Obtenido de EOL: http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=prensa&SubSec=america&File=america/2008/08_10_29_brodsky_ignorancia.html
  • LACAN, J. (1992). El seminario de Lacan: 17. El reverso del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.
  • LACAN, J. (2004). El seminario de Jacques Lacan:libro 20: Aún. Buenos Aires: Paidós.
  • LACAN, J. (2008). De un Otro al otro. Buenos Aires: Paidos.
  • LACAN, J. (2009). De un discurso que no fuera del semblante. Buenos Aires: Paidós.
  • LAURENT, E. (18 de Octubre de 2014). NEL Medellin. Obtenido de LA MUJER, MÁS ALLÁ DE LA MADRE: http://nel-medellin.org/la-mujer-mas-alla-de-la-madre/
  • MILLER, J.-A. (1998). Elucidación de Lacan. Charlas brasileñas. (1981-1995). . Buenos Aires: Paidós.
  • MILLER, J.-A. (2011). Donc. La logica de la cura. Buenos Aires: Paidós.
  • ONS, S. (2005). Una mujer – y no una madre- como síntoma de un hombre. Buenos Aires: Tres Haches.
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