icono-a-ritmo-propio-borde-blanco.png
Juan Gris | Violin y guitarras

Fracasar Mejor

Felipe Maino

El acto analítico refiere a la experiencia del pase. Así lo señala Lacan en el escrito en que reseña su seminario de los años 67 y 68, contemporáneo justamente a la Proposición del 9 de Octubre sobre el analista de Escuela. Plantea allí que el acto psicoanalítico “lo suponemos desde el momento electivo en que el psicoanalizante pasa a psicoanalista” (Lacan J., 2012 a, p. 395). El acto como pase. Teníamos la imagen de Cesar cruzando el Rubicón; será insuficiente esa imagen, entonces, salvo que oigamos a Cesar testimoniar sobre una subversión subjetiva que lo eleve a la dignidad de la cosa.

El acto es pase en la medida que cae el sujeto supuesto saber y queda allí un “saber sin sujeto”; ahora el objeto es activo. El objeto tapón del fantasma es “evacuado”, es evacuado lo que el neurótico “representaba como pasión”, Lacan dixit, y se verifica el objeto allí como causa de deseo (op. cit. pp. 396 y 400). Esto se lee en la Proposición cuando respecto del pase se indica que “lo no sabido se ordena como marco del saber” (Lacan J., 2012 b, p. 268), saber que ya no comanda al sujeto y que, desde el acto acontecido, puede ser leído, testimoniado en su calidad de letra y en su destitución como necedad; así entiendo esta frase de Lacan: “ese saber no se comprueba sino por ser legible” (Lacan J., 2012 a, p.396), y esta otra: “el objeto a coordina una experiencia de saber” (op. cit, p. 401).

Me planteé el siguiente rasgo de cartel: la relación entre acto analítico y acción lacaniana. Las claves están en las coordenadas del pase y del discurso analítico. En el objeto activo, en la suspensión de la sucesión significante del trabajo de asociación libre, en la suposición del Otro vuelta imposible. En el capítulo que Miller dedica a la “Acción Lacaniana” en Un esfuerzo de poesía dirá que el análisis es un espacio de goce que escapa a la “ley del mundo”, ley que prosigue en su “incansable extracción de plusvalía que, según se cree, justifica que existamos” (Miller, J-A, 2016, p. 161). Lacan lo aborda en términos similares: el objeto en el acto viene desde su posición previa, como producto de una “explotación supuesta”, esa forma de “propiedad” que precipitará una fisura social precisa (Lacan J., 2012 a, p. 401)

Lo que se juega en el acto analítico, entonces, es contrario a la lógica de la productividad, de la explotación para un producto. Es ese énfasis el que quiero subrayar para pensar un enunciado propicio para el acto analítico y para la acción lacaniana. Este es: No hay progreso.

No hay progreso. En el escrito de Lacan sobre el acto psicoanalítico lo figura poéticamente, en referencia al pase: “…este debe, como el mar, recomenzar siempre” (op. cit p. 396). Se avanza en círculos, se trata de cernir un real. Ese recorrido, señala Lacan, sitúa para el acto una “topología ideal del objeto a” (op. cit. p. 397), que sabemos es el recorrido moebiano que ubica el objeto de la extimidad, el recorrido en ocho interior al interior del crosscap (superficie del fantasma) que hace caer la pastilla del objeto y subvierte la estofa de la realidad fantasmática.

No hay progreso en el acto, pues esa subversión produce lo “incurable donde el acto encuentra su propio fin”. Lacan llama a eso el efecto revolucionario del síntoma, revolución subversiva que distingue de la revolución marxista, por “dejar de marchar al ritmo que le marca la batuta” de Marx (op. cit. p. 402). Sabemos que la revolución marxista cree en el progreso, en el devenir histórico dialéctico necesario que culmina en la revolución; Lacan en eso fue drástico: no hay progreso, y acusa que esa revolución vuelve a producir el amo y su explotación. No hay progreso, además, porque el acto ya estaba allí. El encuentro de la palabra con el acto, precisa, “estaba allí por poco que no hubiese llegado, estaba allí en el instante en que aquella por fin llegaba” (op. cit. p. 402).

Llevar el objeta a su posición de causa de deseo es situar el no hay progreso, es cernir un vacío, situar lo imposible y el saldo cínico que conlleva, el saber hacer con lo incurable; dejarnos orientar por lo real, por lo que está ya allí, por lo que vuelve al mismo lugar. Ni progreso comandado, ni objeto residuo en la lógica de la producción. Miller es claro: “La sociedad de los analistas se concibe como una contrasociedad fundada en el rechazo del significante amo y que cuestiona a la sociedad como tal por el sesgo de lo que ésta produce, el plus-de-gozar como residuo” (Miller, J-A., 2016, p. 170)

Entonces ¿Cómo pensar la articulación del acto analítico y la acción lacaniana? El recorrido del cartel me permite dar una nueva vuelta a lo interrogado por Miller respecto de la acción lacaniana, cuando se pregunta por la posición de extimidad del analista en la sociedad. Plantea: “Sin duda es una posición de exterioridad en relación con el significante amo (…) la cuestión que se plantea es saber qué es lo que, al lado del acto psicoanalítico –tal como fue definido por Lacan-puede situarse como acción psicoanalítica o incluso como acción lacaninana –me atrevo a decirlo- para dar a ese acto psicoanalítico las consecuencias que puede tener en la sociedad” (op. cit. p. 171). Ubico mi saldo de saber de este recorrido en el no hay progreso pero hay pase, es decir hay causa en el vacío. Y me valgo de la intervención de Indart en las últimas jornadas de la EOL, titulada “Sobre la respuesta del psicoanálisis a la discordia de los discursos”; señala que la respuesta del psicoanálisis al malestar de la civilización es el “No hay progreso”; que Lacan señaló que el síntoma de la sociedad bursátil es la desposesión, y que se acompaña de otros tres síntomas, la fe, la caridad y la esperanza como virtudes teologales que apuntan al retorno del Otro del Otro. La posición del analista podrá, entonces, en su acción, “equivocar esos significantes, deshacer su petrificación, airearlos haciendo resonar sus anudamientos a lo real del no-todo, a lo real del no hay Otro del Otro, vaciarlos un poco del goce pulsional que condensan hasta el borde en que se desplazan a la deriva” (Indart, 2018).

Cuando Lacan aborda el no hay progreso en su ultimísima enseñanza es para señalar que el psicoanálisis es un sesgo práctico para vivir mejor. El progreso, en cambio, está marcado por la muerte y la deriva pulsional. Se trata, entonces, de dar con otro destino para la pulsión, un nuevo amor que no sea al precio de representarse como pasión para el Otro. Llevar a la ciudad el no hay progreso pero hay goce de la vida es una forma de pensar el llevar a lo social las consecuencias del acto, y puede ser un modo de pensar la verdad cortante de Freud, la práxis original del psicoanálisis (sesgo práctico) que debe volver, como señala Lacan en el acto de fundación, “al deber que le corresponde en nuestro mundo”. Allí señala, respecto del psicoanálisis, que hay desviaciones que “amortizan su progreso” (Lacan J., 2012 c, p. 247). Con los movimiento sucesivos hacia la propuesta y hacia la disolución podemos afinar diciendo: un progreso hacia el no hay progreso, o como formula Beckett en Rumbo a peor, “Fracasa otra vez, fracasa mejor”, y otro párrafo después en el mismo texto “Ahora fracasar mejor peor”, para concluir: “Hasta los límites del vacío sin límites” (Beckett, S. 1983)

BIBLIOGRAFÍA

  • Beckett, S. (1983) Rumbo a Peor. Traducción desde: https://kupdf.net/download/beckett-rumbo-a-peor_58cf6a10dc0d60dc38c3466f_pdf
  • Indart, J.C (2018) “Sobre la respuesta del psicoanálisis a la discordia de los discursos” (intervención no publicada). En las XXVII Jornadas anuales de la EOL El Psicoanálisis y las discordias de las identificaciones.
  • Lacan, J. (2012 a) El acto psicoanalítico. En Otros Escritos. Buenos Aires. Ed. Paidós.
  • Lacan, J. (2012 b) Proposición del 9 de Octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela. En Otros Escritos. Buenos Aires. Ed. Paidós.
  • Lacan, J. (2012 c) Acto de Fundación. En Otros Escritos. Buenos Aires. Ed. Paidós.
  • Miller, J-A. (2016) Un esfuerzo de poesía. Buenos Aires. Ed. Paidós
Más productos de este Boletín
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
La investigación de la práctica analítica
Ricardo Aveggio
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
Posición del sujeto en el discurso psicoanalítico
Juan Citlaltemoc Gómez
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
El amor y el cuerpo. Femenino
Areli Leeworio
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
La madre insaciable
Anna Lia Barandiaran
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
SEME
Laura Benetti
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
¿Se puede hablar de locura materna de manera tan especifica en psicoanálisis?
Ángela Fischer
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
Empuje a la maternización
Marita Hamann
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
El cartel, una experiencia de escuela
Jaime Castro, NEL-CALI
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
El cartel, un grupo advertido
Carolina Puchet Dutrénit, NEL-CDMX
Boletines 34 Juan Gris. Violin y guitarras
Editorial