En el centro del siglo XX el triunfo de la imagen queda fuera de toda imagen.
El siglo inventa la Ausencia como objeto y traslada como tema central para el nuevo siglo sus consecuencias, la vasta preocupación sobre los desechos y la eliminación de restos.
A decir de Wajcman, Lacan habrá sido el primero en demostrarlo, construyendo su lógica en el discurso psicoanalítico, donde recibirá el nombre de una letra (a), objeto (a)-pronúnciese «a minúscula». Es la invención que le hacía falta al psicoanálisis en este siglo, el objeto un poco más que freudiano, propiamente perturbador, ese algo que aparecería como la extrañeza pura, monolito caído del mundo y del tiempo en el interior del psicoanálisis. El corazón del mundo en el corazón del sujeto.
Gérard Wajcman
El trabajo que presentamos ahora, fue realizado en el cartel «Los objetos del siglo entre la sublimación y la ruina» de la NEL-Bogotá, cartel que entregó algunas elaboraciones en el Boletín 3.
En esta ocasión queremos dar un lugar especial al trabajo de Liliana Bastidas que por error de edición no fue publicado en el anterior Boletín.
Liliana Bastidas:
EXORDIO
Es inevitable dejar de lado mi subjetividad para referirme al Cartel porque justamente recurrí a esta forma de trabajo con-movida por mis ruidosos motivos y la búsqueda de la simpleza. La contaminación es por tanto ineluctable.
ENCUENTRO
El empuje al trabajo de cartel fue un singular esculpirtajo[1] y no tendría otra fuente que ese agujero inscrito-circunscrito al espacio analítico anudado a la Escuela y a la Universidad, s-urgido de la necesidad de arrojar algo. Una materia que de las mismas entrañas fue expulsada y mezclada entre materias diversas empezaba a esculpirse y de esa mezcla indistinta de materialidades un objeto estaba tomando textura allí donde el cuerpo se confundió con la letra, goce de la letra, goce éxtimo, «intimación del cuerpo y la letra».
Letras, apalabras, recortes singulares devinieron monstruos, «monstruos orales», fuera de toda gramática, Un rato de tenmeallá[2], un rato detuvemeallá, Esculpir se impuso como man-i-obra del arte y el arte, resonancia del semblante analista como posibilidad se abrió lugar en el acento en una propuesta de trabajo de un cartel sobre arte en la Escuela, y parafraseando, qué es el esteticismo en la novela La ninfa inconstante de Cabrera Infante, el arte «era el último refugio del fracaso de la vida», Arte-Am-arte, «Esta, Estelita, Estalactita, Estalagmita»[3]. Deseo de hacer con el desencuentro.
RETROACCIÓN: UNIVERSIDAD: ENCUENTRO CON EL DESENCUENTRO.
La universidad fue el lugar donde el desencuentro rasgó las marcas que trazaron un destino hasta entonces inevitable. Escribir implicada como sujeto en la universidad fue una apuesta en la Maestría que por ese entonces terminaba, solo faltaba la tesis y, justamente, en el momento en que la «escritura» se presentaba como la única posibilidad al imposible y el cansancio de ceder a mi deseo daba a éste, nuevos ímpetus.
El obstáculo para hacer con «la escritura» en el ámbito universitario se había presentado como inercia y como un exceso, insoportable e interminable, derroche y proliferación de palabras ajenas, pesaba. Ese interminable, se sostuvo en el encuentro con «la escritura causa de goce» en las obras de Severo Sarduy y en la insistencia de trabajar la tesis sobre El trazo mítico como recurso estético en la escritura neobarroca de la novela Maitreya de Severo Sarduy, me alejaba de «la tesis final». El equívoco «tesis» resonó y la contingencia en uno de esos agujeros en la estructura universitaria, un taller de escritores, fue un lugar de encuentro con el desencuentro, también, con lo imposible como una escritura ilegible e indescifrable, un mensaje jamás recibido, una carta cuyas letras deshizo el tiempo, quizás el agua de un florero bajo el cual soportaba su peso, metáfora de la paradoja fundamental del amor en El Abandono y la Pasividad de Antonio Di Benedetto.
Un documental presentado con anterioridad en el taller sobre En busca del tiempo perdido de Proust, fue el «adoquín» como pieza movida por Otro desde su falta que hizo tropiezo para volver sobre algunas marcas de mi historia gracias a ese «cuento». En el cuento, se anudaba lo imposible y el objeto. Ubicado en la literatura objetal, el cuento remitió a Grillet y a la posibilidad de detenerse en la singularidad de una obra literaria, el deseo de saber un poco más se despertó.
El Abandono y la Pasividad constituyó el «abandono» de El trazo mítico como recurso estético en la escritura neobarroca de la novela Maitreya de Severo Sarduy y un comenzar de nuevo, esta vez, sin conceder a abandonar mis @-palabras. Un cambio de lugar introdujo a un escritor como asesor de «la tesis final» en este juego de equívocos. El escritor dio un poco mas de libertad.
LA TESIS: ANUDAMIENTO UNIVERSIDAD, ANÁLISIS Y CARTEL
Escribir al y el encuentro en presencia con el más Uno del Cartel sobre arte y psicoanálisis fue el inicio de un trabajo desde la distancia mediado por la pantalla de un ordenador; network, «red de trabajo», hizo lazo. El texto El objeto del siglo de Wajcman como superficie común desbrozó un nuevo camino para poder decir algo sobre el objeto y el imposible. Me preguntaba cómo decir algo sobre lo inasible, inaprensible, innombrable, inefable que «experienciaba» y me exigía detenerme.
Cómo simultáneamente escribir en la universidad, sin dejar de lado ese imperativo para saber-hacer con el objeto y el imposible, sin anularme como sujeto o hacer escritura de y con la causa, sin anular la singularidad del texto del cuento El abandono y la pasividad. Finalmente, cómo dar cuenta de un cierto recorrido, de una dificultad sin manifestarlo de forma directa, pues me encontraba en la universidad que hacía disyunción exclusiva en mis pretensiones con el arte de Ovidio y la inclusión y la persistencia de hacer en la universidad no estaba en manos del azar.
El trabajo con otros sobre el texto El objeto del siglo abrió el camino para trazar el recorrido a partir de algunas resonancias:
El objeto nudo de tres obras: El Cuadrado Negro sobre fondo blanco, una obra pictórica; la Rueda de Bicicleta, una obra escultórica; y Shoah una obra cinematográfica.
Un objeto que es diferente conforme a la teoría que propone cada obra: una teoría del vacío, la Rueda de Bicicleta; una teoría de la in-corporación de la ausencia, el Cuadrado Negro sobre fondo blanco; y la teoría del objeto que se crea, mas que de la nada, de la ausencia de marcas, Shoah.
La teoría que propone cada obra se crea a partir de cada obra en su singularidad.
El cambio de la materialidad misma de los objetos extraído del texto de Wajcman sobre El cuadrado negro sobre fondo blanco de Malevitch, La Rueda de Bicicleta de Duchamp y el film Shoah de Lanzmann.
La distinción de diferentes materialidades: la materia de los objetos que ocupan un lugar en el espacio, la materia de la lengua, la materia de la imagen cinematográfica, la materia del objeto mirada, la materia de la ausencia y de la nada.
La idea de Godard del «cine como forma que piensa» y de Wajcman sobre las obras como «objetos que piensan».
El Objeto de un estatuto diferente al objeto común, al objeto representado o al objeto de la ciencia, que constituye a las tres obras como «objetos de pensamiento», «objetos de mirada», objetos que piensan «intensamente», ya que, el pensamiento no está fuera de ellos, está en «su materia», «en su forma», «en su carne», estos objetos son obras[4], es decir, productos del hacer y el pensamiento es inmanente a estas obras.
«Una obra del arte» diferente a la obra de arte en tanto la primera implica un cambio en la mirada.
Estas resonancias en relación con otras procedentes del campo de la literatura, del cine, de la filosofía, de la sociolingüística y del mismo psicoanálisis, sin duda sostienen la pregunta «El objeto como acto de pensamiento hace del cuento El abandono y la pasividad de Antonio Di Benedetto una obra del arte».
UN CORTE Y UNA NECESIDAD
Vistas hasta aquí las cosas, el objeto y el imposible anudaron el Cartel, la Universidad y el Análisis Personal. Debido a la dificultad para continuar en el horario propuesto por el cartel termino el trabajo con el, y no del Cartel. Esa interferencia fue la contingencia, el momento justo, el corte para que la sujeto diese lugar a la necesidad de escribir en soledad.
Cada vez, el apremio de arrojar un producto se imponía como «concluir la tesis y separarse de la analista» que de hecho devino la demanda de pase, demanda como la urgencia de separarse de la analista, arrojar un producto: «la tesis».
Separarse del cartel, de la analista y de la Universidad se impuso para un nuevo anudamiento.
TESIS: A-NU-EVO-DAMIENTO
Al finalizar la tesis, retroactivamente, estas son las conclusiones fundamentales:
· La tesis es producto que anuda Cartel, Universidad y Análisis en tanto el objeto y el imposible constituyen su soporte.
· La tesis permite concluir que el cuento El abandono y la pasividad (1958) (Di Benedetto, 2008) es y no es un relato cinematográfico y un cuento al tiempo.
· La tesis implicó el recorrido del texto del cuento como «mapa de un territorio y el territorio mismo» permitió des-cifrar dos relatos: El abandono y la pasividad como matriz de signos lingüísticos y prelingüísticos de la imagen cinematográfica y La vida del Abad, como superficie topológica de trazas y significantes que remiten a diversas microhistorias y primordialmente, superficie agujereada por el imposible. El pasaje entre una materialidad y otra parece trazar el recorrido de la formación de la botella de Klein a partir de dos bandas de Moebius, la extimidad en el pasaje de una materialidad a otra, implicó el lugar de la diferencia mínima, la singularidad, donde la desustantificación de la materia prelingüística y lingüística devino no solo objeto mirada como acto de pensamiento si no objeto imposible como acto de escritura, invención de La vida del Abad que hace del texto una obra del arte que propone su teoría sobre el objeto imposible. Un hacer inédito que diferencia el imposible del pensamiento del que surge el pensamiento mismo, conforme a Deleuze (2009 b), Blanchot (citado por Deleuze, 2009 b) y Shafer (citado por Deleuze, 2009 b).
· La tesis permite hacer el recorrido entre registros diferentes a través del cambio de materialidad y da cuenta en forma indirecta de la transmisión de un trayecto o recorrido del análisis.
· La tesis es una forma de hacer con el objeto y el imposible, objeto separado del imposible donde este se torna presencia articulada a la marca e imposible donde el vacío como ausencia de significantes confronta a la alteridad absoluta.
· La tesis es un producto que cambia la mirada, un cambio de posición subjetiva acerca del desencuentro entre los sexos proponiendo una forma de amar inédita y un lazo entre los sexos. El cuento El abandono y pasividad como superficie topológica tejida de significantes en una de sus caras metaforiza el desencuentro de los sexos, la no relación sexual como imposibilidad del encuentro entre los sexos, en la torsión hacia su otra cara como invención a partir de las marcas encontradas en su cara visible, La vida del Abad, es el encuentro con la posibilidad de hacer con lo imposible, una forma de amar inédita, allí donde el lector deviene escritor, y donde el mandato del Abad «ora et labora» se sustituye por «lee y escribe» como tarea imposible, de lo imposible.
· La tesis reenvía a diferentes escrituras, no es pertinente el recorrido triangular del Seminario 20 Aún p. 119 y más bien, resulta pertinente la escritura de los nudos allí donde los nodos de torsión en el cambio de materialidad se producen en el encuentro con lo real y el recorrido es continuo en los agujeros que se forman en la torsión.
· La tesis remite de una escritura a otra en un proceso de reducción a los nudos donde un nombre con trozos de Otro transforma la relación con ese Otro, limita la forma de goce y anuda de otro modo el Cartel, la Universidad y el Análisis, sinthome, Premiada.
EXPERIENCIA
La visión de un mundo entero apareció ante mis ojos como recogido en un rayo de sol y mientras fijaba mis pupilas en el resplandor de aquella luz tan brillante como discípulo[5] de un Dios, vacuidad pura, era obra de un milagro y como portadora de los signos indescifrables, me era otorgado el poder de comunicar algo de lo incomunicable. Esta es sin duda una enunciación que bordea mi experiencia en el cartel sobre arte, «Los objetos del siglo entre la sublimación y la ruina», resultado de una variación en el recorrido y pasaje al encuentro con el Capítulo XXXV Del mundo entero reunido ante sus ojos y del alma de Germán, obispo de Capua de los Diálogos de San Gregorio Magno y la construcción de «La vida del Abad», una forma de hacer con lo imposible, una gota suspendida en ese oscuro vacío inevitable que se abre entre formaciones calcáreas, entre hilos de agua y despojos, un milagro.
Y un milagro solo está en manos de un Dios como vacío del que solo conocemos su voluntad al pronunciarse en el hombre, como inefable inundación en el cuerpo o como un arrojo de símbolos desde la cueva de estalactitas y estalagmitas: San Benito, por un lado, experiencia, y San Gregorio Magno y Cabrera Infante por otro, algo de saber no sabido sobre el desencuentro entre los sexos, un pequeño rayo que se eleva de arriba y abajo.
Comisión de carteles de la NEL:
Elida Ganoza, Beatriz García, Mayra de Hanze, Piedad de Spurrier, Ana Viganó.
NOTAS
- Esculpirtajo, neologismo formado por trozos de escupir y esculpir.
- Juego con el título del cuento de Guillermo Cabrera Infante. En el cuento Un rato de tenmeallá (CABRERA, Infante. Un rato de tenmeallá. Así en la paz como en la guerra. México: Ed. Diana. 1988, p.18)) se incluye esos «monstruos orales» que menciona Miller (2000) en El lenguaje como aparato de goce sustentado en Leiris. El título es una apalabra fuera de las normas de la gramática, de los puntos, de las comas, de las mayúsculas, ausencia de espacios, palabras disformes, como «viculnos», «tiamalia», «impuquido», «ojebto», que en el cuento dicen de una pequeña narradora. El texto de Cabrera Infante describe un monólogo interior de una menor, cuyas palabras configuran el subplano del relato ordenado conforme a una secuencia normal que se traza desde el acontecimiento que marca al sujeto, narrador intradiegético, en el deslizamiento sucesivo de los hechos interrumpidos por la acronía de la fuga que al final devienen la ambigüedad de la inocencia. Palabras que configuran, el tiempo de la historia urbana de una menor de 6 años cuya mirada fija y móvil a partir del desalojo, del desarraigo de su morada, de la fijación de los gestos y palabras de su madre devienen el enigma del cuerpo cifrado en un rato de tenmealla que alucina la caricia de la morada y sostienen el enigma del kilo de sexo comerciado donde los retazos del Otro constituyen lo propio-ajeno como equívoco inaugural. (BASTIDAS MARTÍNEZ, Liliana. El Objeto como acto de pensamiento hace del cuento Abandono y Pasividad de Antonio Di Benedetto una obra del arte. Tesis de la Maestría en Etnoliteratura. 2011 y producto del trabajo de Cartel).
- CABRERA INFANTE, Guillermo. La ninfa inconstante. Barcelona: Círculo de Lectores, 2008, pp. 119, 256.
- Del lat. «opera», pl. neutral de «opus» gen. «operis» – «trabajo, labor» (compárese con el it. «opera», fr. «oeuvre») y éste del PIE *op- «trabajar, producir». Se encuentran en otras lenguas indoeuropeas las siguientes palabras emparentadas: en sánscrito «apas-» – «trabajo, acto religioso»; en al. ant. «uoben» – «practicar», de la cual deriva la palabra en al. mod «üben» con el mismo significado; en hol. «oefenen» – «practicar» y ang.saj. «æfnan» – «trabajar, hacer».
- Viene muy bien la etimología de discípulo. «Se deriva del verbo latino disco, que tendría un influjo griego con el verbo de mismo origen y significado enseñar, pero en griego reduplicado, como es frecuente en esta lengua». También y más importante aun encuentro «dejarse enseñar».