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Xul Solar | Cuatro pagodas, 1951

"Bip –Bip"

Lorena Greñas

Un encuentro afortunado durante una actividad internacional dio pie a la conversación. Un tema llevó al otro y en ese «ponernos al día», más temprano que tarde surgió la pregunta por el cartel y más precisamente por las dificultades que obstaculizan la apuesta por este modo de trabajo. Se trata – me parece – de algo que J-A Miller percibió tiempo atrás, «una cierta falta de entusiasmo por el cartel»[1] que sin duda nos habla de un malestar. La pregunta quedó en el aire hasta que una invitación a escribir me llevó a elaborarla.

Los impasses para el cartel…
Ante la amplitud del tema, algunas inquietudes que tomaron forma de pregunta me permitieron empezar a trazar un recorrido. ¿Qué lleva a un sujeto a optar por el cartel? Y por ende, ¿cómo concebir eso que le hace obstáculo para «engancharse» a este modo de trabajo? Se trata entonces de plantear algo del orden del uno por uno.

«Impedicare»
Me topé con el término inesperadamente, mientras buscaba una cita en relación al tema del amor en el seminario 10 de Lacan. Por supuesto, si en el cartel se juega una modalidad de transferencia, está en juego el amor; pero no es por ahí por donde me interesa proseguir. Impedicare se refiere a la etimología de un término que Lacan coloca en el eje de la dificultad cuando desarrolla la matriz en que ubica los términos freudianos de inhibición, síntoma y angustia… el impedimento. ¿Qué nos dice al respecto? En primer lugar, señala que el estar impedido es un síntoma y luego añade que su etimología significa «caer en la trampa». También aclara que se trata de la trampa de la captura narcisista que impide al sujeto.[2]

Caer en la trampa…
La RAE[3] indica nueve acepciones para trampa; la primera es: «un artificio para cazar…» Señala también una frase coloquial que se construye con dicho término: «caer alguien en la trampa» que quiere decir caer en el lazo. A partir de esta definición cabe afirmar que hay trampas… y trampas y concebir al dispositivo del cartel como una buena trampa inventada por Lacan para permitir un lazo de trabajo que – por su estructura y funcionamiento – tome en cuenta los efectos de grupo para limitarlos lo más posible[4].

Mientras daba vueltas a esta idea recordé una caricatura de mi niñez que me permitió avanzar en mi reflexión. Se trata de El Coyote y el Correcaminos[5]. Seguramente muchos de ustedes la recuerdan. El argumento gira en torno a las ingeniosas pero también fallidas tentativas del hambriento Coyote para cazar al veloz Correcaminos. Una y otra vez las elaboradas tácticas del Coyote se le vuelven en contra y termina convertido en víctima. ¿Acaso no podemos concluir que el inconsciente está en juego y el Coyote representa al sujeto divido? ¡Se trata de un Coyote «neurótico»! Pues a pesar de que él es agresor, conmueve a la audiencia y despierta sus simpat[9], «señala un entrecruzamiento entre el lazo colectivo […] y una posición subjetiva respecto de la ignorancia».

¿Y qué del Correcaminos? Es evidente que él no se deja engañar por los diferentes señuelos que le tiende el Coyote. Podemos describir su posición con una variedad de expresiones: «Se pasa de listo», «se burla del Coyote», «se anticipa», «es perverso», etc. Pese a su diversidad, todas ellas apuntan a un negarse a la castración. Me parece también que el Correcaminos se ubica como un escéptico, un no engañado – non dupe – según precisa Juan Fernando Pérez.[10] Y sabemos bien que los no engañados yerran. Así, al negarse a creer y por lo tanto a caer en la trampa del Otro que no existe, el Correcaminos se cierra a la pregunta que lleva al trabajo. «¡No funcionará!… ¡nunca ha funcionado!», «¡Nadie se compromete!», «¡No se sabe trabajar!» son un sinfín de expresiones que eliminan el chance de apostar y obturan la posibilidad de perder o ganar e impiden la dimensión del acto con la responsabilidad que éste conlleva.

La trampa del cartel está ahí. El impasse es diferente para el Coyote y el Correcaminos. ¿Habrá algún movimiento por parte de los otros de la Escuela que los invite a dejarse atrapar?

NOTAS

  1. Miller, J-A. El cartel en el mundo. Disponible en www.wapol.org. Consultado el 6 de julio de 2013.
  2. Lacan, Jacques. El Seminario. Libro 10: La Angustia.1ª. ed. Paidós, Buenos Aires, 2006. Pag. 19
  3. Diccionario de la Real Academia Española. Disponible en http://buscon.rae.es. Consultado el 7 de julio de 2013.
  4. Las Escuelas » El Cartel. Disponible en www.wapol.org. Consultado el 7 de julio de 2013.
  5. El Coyote y el Correcaminos. Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/El_Coyote_y_el_Correcaminos#Referencias. Consultado el 6 de julio de 2013.
  6. Miller, Jacques-Alain. Sutilezas analíticas. 1ª. ed. Buenos Aires: Paidós, 2011. Pag. 91
  7. Op. Cit. Pag. 46
  8. Op.Cit. Pag. 282
  9. Tarrab, Mauricio. En el cartel se puede obtener un camello. Disponible en www.wapol.org. Consultado el 7 de julio de 2013.
  10. Pérez, Juan Fernando. ¿Desengañados o No – engañados? Texto publicado en el boletín de preparación de las Jornadas de la EOL 2006.
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