Cartel: Sueño e interpretación, XII Congreso de la AMP “El sueño, su interpretación y su uso en la cura Lacaniana”
Rasgo: Lo real en los sueños
Más Uno: Susana Schaer
Cartelizantes: Zaide Barquet, Heidy González Gil, Miriam Noemí Ortiz García, Marcelo Rafael Salazar Ondarza.
Desde que Sigmund Freud inicia el estudio e interpretación de los sueños, en especial desde el sueño conocido como la inyección de Irma [], nos enseña acerca de los sueños causantes de angustia y malestar. Para Freud el sueño es una realización de deseo, incluso en los sueños dolorosos lograba encontrar el deseo escondido, tenemos así que, en el famoso sueño del padre muerto, quien no sabía que estaba muerto, revela que el hijo deseaba la muerte del padre, ya que este había estado enfermo y sufriendo durante un largo tiempo [].
A lo largo del análisis del material onírico, halla un límite a la interpretación, es lo que denomina como el ombligo del sueño; “en la interpretación se observa que de ahí arranca una madeja de pensamientos oníricos que no se dejan desenredar, pero que tampoco han hecho otras contribuciones al contenido del sueño. Entonces ese es el ombligo del sueño, el lugar en que él se asienta en lo no conocido” []. Si a este lugar en el que se agotan las palabras, añadimos los elementos dolorosos e insoportables del sueño, localizamos un acercamiento a lo que Lacan designa como lo real. Pero lo real es distinto al ombligo del sueño, aunque ambos remiten a un sitio donde el discurso cesa, lo real difiere en tanto se puede bordear justo por medio de lo que se detiene, por las palabras.
Lo real no puede ser captado por lo simbólico o lo imaginario, se presenta impredeciblemente en el mundo del sujeto e irrumpe con la continuidad del discurso. Sin embargo, es aproximable, y un modo es por el análisis de la relación de las pulsiones y el goce con el sueño. Se pretende así, localizar un real de acuerdo con el sujeto que sueña, ya que será este quien, al hablar de sus sueños, dirá de sus representaciones y de sus marcas de goce únicas.
Marie-Hélène Brousse en su conferencia intitulada ¿Qué es lo traumático? [], explica la posibilidad de manifestación del trauma a través de la experiencia onírica, teniendo lugar cuando se da un corte en el fantasma; el discurso se interrumpe y aparece el sin sentido, por lo cual el fantasma cede su velo por un instante y surge lo real, un real que se puede asemejar con un despertar. Hay quien puede dormir para despertar y hay quien despierta para seguir soñando, Lacan comenta al respecto que «…un sueño te despierta justo en el momento en que podría soltar la verdad, de manera que nos despertamos sólo para seguir soñando […]en la realidad.« [].
El resultado es que tenemos un sujeto, un sueño, un real y un despertar, no hay lo real o el despertar para todos, como se ilustra con el testimonio de sueño de pase de la analista Cora Aguerre []: “En el sueño estoy en un parque infantil, en un día de sol, con una sensación de liviandad agradable, hay un tubo y me acerco a él, y veo al fondo una rata. Veo la mirada de la rata y despierto. El horror es tal que durante un tiempo no puedo ni pensar […] La sensación de rechazo es muy fuerte y se manifiesta en el cuerpo como repulsa. La rata parece dormida pero mira a través de un ojo. Representa lo pulsional en juego. Aparece un goce que está en juego desde la infancia. Durante mucho tiempo había creído que era el Otro que me metía en los líos y enredos, que me decía de más, que me usaba como confidente, pero en el sueño lo que aparece no es lo que ha venido del Otro sino lo propio. Está en juego la curiosidad, el interesarme por lo que por los demás es desechado, por las miserias. Aparece la mirada puesta en juego, miro y veo el otro lado de mi ser de sujeto, el reverso de cómo he sido nombrada. Me despierto con horror. No puedo pensar en este sueño, lo rechazo y me hace estremecer. Aparece el horror a saber sobre lo propio, sobre lo que está allí desde la infancia y ha marcado un estilo, un modo de hacer y de estar. Sabía sobre ello pero en el sueño aparece de un modo descarnado y toca lo real.”
Vemos con este testimonio un real que es singular, ¿y no es precisamente esto de lo que se ocupa el psicoanálisis, de aquello exclusivo de un sujeto?, de eso que no puede poner en palabras pero que hace marca en su cuerpo y que se relaciona con su goce, que nos habla de su manera de hacer frente a la vida.
Referencias
Freud, S.; Obras completas: La interpretación de los sueños, primera parte (1900), Vol. IV, Amorrortú, Buenos Aires, 1976, p. 128.
Freud, S.; Obras completas: La interpretación de los sueños, segunda parte (1900), Vol. V, Amorrortú, Buenos Aires, 1976, p. 430.
Brousse, M-H., “¿Qué es lo traumático”, en https://www.youtube.com/watch?v=FwwH8eZYTx4&fbclid=IwAR3sZ3jmPHW2thybVm7FD7FQW4O_fdshPznnZGx8yAslbwUVv9J5zvYw_NU
Lacan, J.; El seminario 17: El reverso del psicoanálisis 1969-1970, Paidós, Buenos Aires, 2008, p. 60.
Aguerre, C.; “Fin de análisis, Pase y Escuela”, Wunsch,No. 10, Boletín internacional de La Escuela de psicoanálisis de los Foros del Campo Lacaniano, Roma, julio 2010, p. 36-40.