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Joan Miró | Ma masía

La clínica psicoanalítica nodal y su relación con el valor del diagnóstico diferencial

Aldo Avila

“No hay relación sexual, sus consecuencias en la dirección de la cura”

No hay hablante-ser que pueda evitar vérselas con el fallo estructural que localiza Lacan de: No hay relación sexual. No hay La Mujer, no hay Otro del Otro, no hay saber en lo real, no hay metalenguaje, son otras de las sentencias lacanianas derivadas de ese punto nuclear del No hay relación sexual. También solemos trabajar insistentemente con la no proporción entre lo simbólico y lo real, pero tampoco hay proporción entre lo simbólico y lo imaginario, entre significante y significado, ni entre lo real y lo imaginario. ¿Qué hace posible y/o necesario que bajo ciertas condiciones “exista” esa proporción? La respuesta sería: los anudamientos con el cuarto redondel, el sinthome. Una consecuencia directa en la clínica psicoanalítica sería la de poder localizar dichos anudamiento o desanudamientos, en cualquier caso en cualquier momento y en cualquier diagnóstico diferencial. Ya nos apoyaremos en la trenza Lacaniana para poder incluir la dimensión diacrónica que nos exigen todos los casos en sus trayectos, para poder contemplar las rectificaciones subjetivas y modificaciones que se van desarrollando durante la dirección de la cura, el “cómo” de la inhibición, el síntoma y la angustia en un sujeto del inconsciente puedan o no modificarse.

Así propongo, que podemos por así decir, anteponer o suponer un anudamiento, o desanudamiento de los registros a través del redondel del sinthome en cualquier caso, independientemente o paralelamente al diagnóstico diferencial en turno. Lo sepamos o no, es posible. La clínica nodal entonces nos permite aprehender un “realismo nodal” [1] a nivel de la estructura, implícita en cualquier diagnóstico diferencial, previo y posterior a él. En este sentido me parece fundamental avanzar en pos de la clínica psicoanalítica nodal, tomándola como una herramienta determinante en la dirección de la cura psicoanalítica lacaniana. Superando en importancia los impasses del diagnóstico diferencial y los inclasificables.

Todo sinthome sería entonces ya un defensa en turno frente a la No relación / No proporción.

No hay sujeto del inconciente o parletre sin sinthome en su propio movimiento.

“La defensa ante lo real y la No relación sexual”

Miller dice en “De mujeres y semblantes”, que lo real es algo que se presentifica bajo la configuración de ciertos semblantes, que no es algo que esté allí, digamos, en sí mismo. Esta idea nos permite pensar ¿cómo? de lleno no es posible pensar nada si no es a través del pensamiento mismo (cosa que aglutina simbólico, imaginario y real, en acto de un sujeto del inconsciente), de ahí también las dificultades que tiene Lacan en pensar lo Real, ya que necesita inevitablemente de lo imaginario y lo simbólico para lograrlo. En el Seminario 23 se ven las dificultades y el recurso al sinthome para poder resolver esa dificultad de pensar los tres registros desde un lugar neutro, lógicamente necesario y conveniente, un cuarto redondel que convenga a los otros tres y respete, por así decir, las características de cada uno de ellos. Que no tenga que ser definido por los otros dos, como sucede con el de Real que es prácticamente definido como en la ausencia necesaria de los otros dos: “a menos semblantes más real”. La estética del psicoanálisis, la estética de lo real podemos decir que es el “velo” de lo real. Un instante que implica el momento en que lo simbólico-imaginario del semblante se va agotando hasta “develar” o presentificar lo real. Lacan mismo se ve en la necesidad de redoblar lo concebido como real, en el seminario del Sinthome, al insistir con “Lo real sin ley”, como aclarando que se trata de algo sin la “ley del significante” y por lo tanto del significado, sin simbólico y sin imaginario, como si “el real con ley” aun contemplara el velo del semblante que permite presentificarlo. El hecho de que no se presentifique lo real en un instante o momento, no quiere decir que “el registro o redondel de lo real” haya desaparecido, el hecho de que podamos pensar en la debilidad o ferocidad de lo imaginario o lo simbólico en un instante subjetivo, no quiere decir que no exista un real en turno que a través del sinthome o el anudamiento respectivo de un “parletre” allí justifique por así decir su posibilidad de haberse configurado así, manifestado así, digamos su potencia misma.

Entonces pienso que “La No relación / La No proporción” entre los sexos, es equivalente pues a la “No proporción entre los registros Imaginario, Simbólico y Real” y que, lo que les daría una cierta configuración o proporción relativa y específica sería la manera en como el cuarto redondel los estaría anudando. De tal forma que los registros como tal, en el nudo borromeo, no podían sostenerse uno sin el otro sin el cuarto redondel, haciéndose codependientes e indiscernibles en términos cualitativos, prácticamente inservibles para dar cuenta de la singularidad específica de cada caso, instante o momento del sujeto del inconsciente. Es como si no se pudieran pensar uno sin el otro. Sin embargo, la clínica nodal con el cuarto redondel nos permite anudar los tres registros, preservar esa relación intrínseca de los registros, pero con distintas proporciones o proporciones variables, lo cual a su vez hace que reconozcamos en las variaciones de los nudos, desproporciones que implicarán puntos cualitativos que expliquen por qué se estaría privilegiando la angustia (o lo real) en un nudo, por qué la inhibición (o lo imaginario) en otro y por qué el síntoma (o lo simbólico) en otro. El anudamiento faltante de cierto registro en un nudo o el desanudamiento posible en otro. Localizando así un momento y un movimiento en el “parletre” en relación a su propia defensa o circunstancia, en análisis. Devuelve la división subjetiva y junto con ello lo específico de cada cual. Cada quien su propio nudo, cada quién su propia manera de anudar los registros en cada momento, por su puesto y por excelencia, el momento antes de un análisis y después de un análisis llevado al final. Con el sinthome como cuarto redondel hace del nudo borromeo de los registros simbólico, imaginario y real, algo práctico y dinámico, y no solamente algo necesario para pensar al ser humano.

La clínica nodal con el cuarto redondel resulta una herramienta adoc para formalizar instantes, momentos y conclusiones en los tiempos analíticos, desde y con los tres registros de Lacan.

Los tres registros, así como las cosas en el mundo, no existen en sí mismas, es necesario por lo menos dos condiciones, como lo indica Miller en “Biología Lacaniana”, para pensar el goce que formaliza Lacan: la condición de vida o cuerpo viviente más el significante mismo y su respectiva lógica. Desde esa consideración es necesario un cuarto redondel en la clínica nodal que nos permita enlazar esos tres registros de manera singular y variable en cada uno de los casos, en cada ser hablante.

No hay posibilidad de la subjetividad humana sin los tres registros anudados en su propio movimiento, a través del sinthome, de una u otra forma en el instante, aunque tuviéramos el caso de un desanudamiento de alguno de los registros (o redondeles), estarían los otros dos en suspenso, anudados y en tensión con el tercero, desde el sinthome.

La clínica nodal parece que implicaría a la clínica del diagnóstico diferencial, ya que es más grande en “extensión” en términos aristotélicos, es decir que los casos que puedan demostrarse como neurosis o psicosis pueden tener un nudo, pero no todo nudo es necesariamente catalogado como neurosis y psicosis, de tal forma que podemos tener nudos, sinthomes de inclasificables. Podemos apreciar el instante subjetivo de alguien sin necesidad general de diagnosticarlo como neurótico o psicótico, sino en función de cada registro y el sinthome que anuda o poco anuda hasta desanudar, sobre de eso podremos paralelamente quizás reconocer una estructura X o Y; en ese sentido el diagnóstico diferencial sería complementario (tal vez) y no suplementario a la clínica nodal del sinthome. Sería conveniente avanzar en la clínica del sinthome, incluso para precisar mejor los diagnósticos diferenciales o en su momento para poder prescindir de mejor manera de ellos.

NOTASFabián Schejtman “Ensayos de Clínica Psicoanalítica Nodal” de editorial Grama. Pags:144,125,129,141,158,160,168,170,174,176,177.

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