Más que un slogan, para quienes nos asociamos por este significante sabemos el enorme desafío que implica la Orientación Lacaniana, está convocada a responder las preguntas que la cultura lanza, son muchas las transformaciones de época, y lo menos que puede hacer el psicoanálisis es ir no a tambor batiente, sino con el correr de los desafíos de la época
Por varios años he seguido el recorrido de la orientación lacaniana, está es un cuerpo gigante vivo que aglutina miles de experiencias, ya que el saber no puede ser depositado en una sola persona, ni en un solo psicoanalista, sino que cada uno abona para que este movimiento perviva. La Orientación Lacaniana tiene un posicionamiento político que impacta rigurosamente en la formación de los y las psicoanalistas.
Frente a los diversos Lacanes, existe el derecho que nos viene de la política de Escuela a escoger nuestro Lacan confeccionado a la luz de Jacques-Alain Miller, que ha sido protagonista de este gran movimiento. Miller nos invita a introducirnos al idioma lacaniano, para que este saber no sea sacralizado con ánimos sectarios.
El trabajo de carteles es fundamental porque en esos espacios se pone a operar la inventiva hermana de la creatividad, y la investigación fluye por fuera de lo universitario, no se necesita ningún protocolo para darnos aires de formalidad sino un goce que empuja otros, que se ven materializados en el producto de carteles, un deseo de gozar que se plasma a cielo abierto y que convoca a otros a la discusión para alimentar lo materializado.
Lacan piensa el cartel de la siguiente manera “Para la ejecución del trabajo adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo, cada uno de ellos (tenemos un nombre para designar a estos grupos) se compondrán de tres personas como mínimo, de cinco como máximo, cuatro es la justa medida […] Más uno, encargado de la selección, la discusión, y el destino que se reservará al trabajo de cada uno (Lacan, 1989, p. 8).
El cartel tiene una función de lectura, es acuciosamente una lectura pormenorizada del texto. Hoy el cartel tiene una estructura ficcionaria de virtualidad, no sé si esto lo hace más efectivo pero permite afianzar un trabajo extraterritorial muy en boga con el correr de nuestros tiempos.
La orientación lacaniana toma muy en cuenta a la autoridad, más bien lo que conocemos como autoridad analítica. No es una posición servil la del analista, sino que somos respetuosos de la experiencia analítica. Miller nos recordaba que como los psicoanalistas somos intrínsecamente débiles, la única posición sabia, prudente, para el psicoanálisis, es ser absolutamente intransigente (Miller, 2015, p. 4).
La orientación lacaniana ha tomado una posición política mediática muy importante ya que el tiempo de pandemia le marca esta posición. Hoy, podemos decir que no podría existir psicoanálisis sin Facebook o zoom, es tomar lo real de la política para responder a los imperativos, y hacer existir al psicoanálisis sin la presencia física, para responder cualquier tipo de demanda de los amos actuales agazapados en los feminismos, la ciencia, y otras tantas imposturas amo que pretenden acallar políticamente al psicoanálisis.
La orientación es una brújula que indica la dirección de las subjetividades, los retos por venir y las posibles respuestas frente a estas nuevas demandas. Políticamente no cedemos ante los imperativos del amo, incluso no cedemos algo que se nos impone que es lo real.
Decía Miller que ha estallado la tormenta, la crisis trans se nos viene encima
Más que ser tomado o avasallado por su goce, los sujetos tienen que interrogarse sobre el goce de sus cuerpos hablantes. Si el trans se siente encerrado en su cuerpo es buen inicio liberarse por la palabra, visitando la orientación lacaniana puede ser buen inicio.
Referencias:
Lacan, J. Acta de fundación, La Escuela, Textos institucionales de J. Lacan, Escansión Nueva Serie 1, Manantial, Buenos Aires, 1989, p. 8.
Miller, J.-A. (2015). “La doctrina secreta de Lacan sobre la Escuela”, El caldero de la escuela, número 24, Revista de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Grama, Buenos Aires, 2015, p. 4.
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