Amor de transferencia, analista partenaire síntoma.
Me pregunto por cómo dar cuenta de los pacientes psicóticos como analizantes de pleno derecho. Para ello seguiré la orientación de la compilación “El amor en las psicosis”1Miller, J-A. y Otros, El amor en las psicosis, 1ª ed. 1ª ,reirmp,. Buenos Aires: Ed. Paidós, 2008. para pensar el amor de transferencia en las psicosis y su dignidad de analizante.
Si amar es ante todo querer ser amado, se trata menos del amor por el otro que de gozar del discurso y en tal caso no hay gran diferencia entre amor y erotomanía. Pero la radical diferencia en las psicosis es que hay un «fallo» del Otro producido por el narcisismo que genera consecuencias bastante radicales.2Ibid, Jacques Borie págs. 11-12.
Freud hace de la transferencia un verdadero amor, desplazamiento del amor a los padres hacia el analista, lo que incluye la posibilidad de desplazamiento terapéutico de las investiduras libidinales y del modo de goce del sujeto, pero es necesario pasar del síntoma natural al analítico para poder dar pelea a los embates pulsionales.
“Lo problemático en las psicosis es justamente esa capacidad de desplazamiento. En ese punto la psicosis convoca la capacidad de invención del analista, para posibilitar y hacer eficaz ese desplazamiento y permitir que, en ella, el amor sea «posible», es decir ya no amor muerto, sino viable para el sujeto y su entorno”3Ibid, Jacques Borie págs. 11-12. . El amor en la psicosis nos muestra su lado de real, y es por la vía del síntoma – con su coraón real- que podemos encontrar una solución posible -permanente o temporaria- al padecimiento subjetivo.
Una versión de la vida sexual sin el falo
La forclusión del Nombre del padre y de la significación fálica tiene como efectos la compleja relación del sujeto con el sentimiento de la vida y la imposibilidad de asumir el ideal de su sexo, ni de responder sin graves complicaciones a los requerimientos de un partenaire sexual.
La ausencia de brillo fálico pone en evidencia el status real del sujeto en tanto objeto, siempre al borde de dejarse caer como desecho y ser reabsorbido por las tinieblas de lo mortífero, sin defensas ante el goce infinito del Otro. Entonces, la vida sexual es un espacio particularmente traumático, al no poseer la medida fálica el sujeto queda liberado ante sus excesos y puede derrapar en la caída hacia ese goce mortífero, a menos que logre construir un sustituto del límite fálico que le falta. “La muerte real tiende a erigirse en único límite, por carencia del borde constituido por la incorporación del significante”. 4Ibid, Borie pág.15.
Es en el dispositivo analítico donde pueden desplegarse, valorarse, clasificarse, editarse y darle dignidad a los hallazgos e inventos del sujeto orientados a producir un menos, una cesión, en el exceso de ese goce que lo inunda.
Es el deseo del analista lo que puede permitirle al sujeto producir algo distinto del punto de repetición mortífera y puede funcionar como síntoma, suplencia de los mecanismos defectuosos de su Estructura5Ibid, Borie pág.15.. La responsabilidad por el acto orientado en esa dirección es con lo que puede cargar el deseo del analista, al no retroceder en acompañar al sujeto en su creación de una solución sintomática que ponga un borde posible al exceso de goce mortífero.
El amor posible
El gran problema en las psicosis es la ausencia de defensas contra el deseo del Otro, ya que éste invade al sujeto estragándolo con su exceso y dejándolo en el lugar de objeto sin mediación de ninguna falta que detenga la invasión de goce. Por lo tanto, un amor no carente de deseo en la psicosis sólo es posible “cuando se inscribe en un dispositivo que suple la ausencia de defensas contra el deseo del Otro. La pasión por la normalidad es, tal vez, una de las soluciones más logradas”. 6Ibid, Ebtinger pág. 60.
El dispositivo analítico -con la transferencia- permite al analizante construir una defensa que detenga la invasión de goce efecto de lo ilimitado -por ausencia de la castración- del deseo del Otro.
Es el deseo del analista lo que sostiene esa orientación política en el tratamiento posible de la psicosis, que tal como plantea Laurent7Cfr Laurent, E.: El caso, del malestar a la mentira, http://ea.eol.org.ar/03/es/textos/txt/pdf/el_caso.pdf, se trata de un caso si se trabaja un problema -una encrucijada- de goce en la existencia de un hablante ser. Producir una barrera ante lo ilimitado del deseo del Otro va en la dirección del tratamiento de ese problema de goce, y de la ética de la responsabilidad del sujeto por sus acciones para producir una barrera -o un acceso- a ese goce mortífero.
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