«El cartel y el pase son en la Escuela, los lugares de máxima heterogeneidad y también los puntos donde el cálculo colectivo apuesta contra lo ineliminable de la psicología de las masas -que no puede evitarse en cualquier institución, por más advertida que esté- y a favor de una lógica colectiva que haga avanzar el psicoanálisis. (…) Prisioneros como somos la salida se encuentra no sin los otros.»
Mauricio Tarrab. En: «En el cartel se puede obtener un camello»
En este pequeño escrito que les ofrezco, se trata para mí de dar cuenta de un efecto producido a partir de una invitación a trabajar en un grupo de investigación para una mesa de nuestro próximo ENAPOL – «Cuerpo de mujer»-; y principalmente de los derroteros a los que me condujeron las preguntas y aportes de mis colegas participantes.
Instante de ver:
Algo fugaz, como todo instante. «Ver» es ante todo un efecto epistémico. Un efecto que ahora puedo nombrar, a partir de un comentario que hizo Ana Viganó (coordinadora de esta empresa) como «desembarazarme». Desembarazarme de una preguntapathológica.
Sucedió que dejándome llevar por el derrotero de nuestras conversaciones mi investigación siguió otro curso, uno distinto al que pensé abocarme originalmente. Entonces, lo nombré así: «un giro copernicano».
Tiempo de comprender:
1) Esta expresión, que usé en su momento para dar cuenta de un viraje en cuanto a mi sujeto de investigación, viene de Kant.
Provengo de las «canteras» de la filosofía, esta fue mi formación académica, a quien debo –entre otras cosas- la disciplina del pensar. Es indudable que esa procedencia, mi antecedente, es también una marca, un rasgo propio.
En su momento mi encuentro con Lacan fue precisamente en las aulas, y bajo el signo de la filosofía. Me mordió. Y aquel encuentro supuestamente «interdisciplinario» acabó por producir en mí una nueva marca, que no borró la otra.
«Llegó con tres heridas»*…, dijo el poeta.
Tres mordeduras, las mías: la de la filosofía, la del psicoanálisis, ¿la de un cartel?
2) No hay cartel, ni investigación posible en psicoanálisis, ni análisis posible, sin mordedura, y es así como puedo re-leerme en esta marca, que estaba desde ya en mi enunciación, aquella del «giro copernicano».
«Hipothesis, non fingo», es el asidero y la clave que Kant encuentra en la revolución copernicana: «De modo que incluso la física sólo debe tan provechosa revolución de su método a una idea, la de buscar (no fingir) en la naturaleza lo que la misma razón pone en ella, lo que debe aprender de ella, de lo cual no sabría nada por sí sola.» (Kant: Prólogo a la segunda edición de la Crítica de la Razón Pura)
«Y bien, como no se trata en nuestro campo de la «naturaleza», sino de la experiencia analítica, ¿qué mejor forma de aproximación al asunto que me interesa, que interrogar algunos testimonios, desde lo que yo misma pongo en ellos, desde mi pregunta, paraaprehender algo de lo cual no sabría nada por mí misma?» – expresé a mis co-cartelizantes.
3) «Wo Es war soll Ich werden»
Famosa y enigmática frase freudiana, con la cual –al decir de Lacan- Freud se compara a los pensadores pre-socráticos: un pensar que dice y se hace oír por fuera de las ataduras del concepto.
¿Cómo advenir?
¿En el entrecruzamiento de la necesidad y la contingencia?
No hay cartel, ni cartelizante sin encuentro, sin contingencia, ni sin mordedura.
Intento dar cuenta, también, de cómo –y para mí- lo que comenzó como una invitación a «investigar» devino cartel. Allí donde operó para mí otra lógica, la de la elaboración provocada. No sin mis marcas.
Momento de concluir
En lo que atañe a la investigación, y a mi sujeto, este momento no ha llegado aún. Los «plazos» ciertamente introducen la variable de la prisa. Pronto, pronto…
***
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
Miguel Hernández