Cartel: Cuestiones del lazo del psicoanálisis hoy
Rasgo: El discurso analítico como excepción al inicio de un análisis
Más Uno: Beatriz Escalera López
Este producto elaborado en el Cartel titulado “Cuestiones del lazo del psicoanálisis hoy” fue desarrollado en el marco de la XI Enapol- Empezar a analizarse. El rasgo que provocó el presente trabajo fue: “¿Cuándo analizante y cuándo posición analizante?”, por su puesto, que desde el inicio el ¿Cuándo? No remitía a tiempo cronológico.
Es importante puntualizar que “Lazo”, hace referencia a los enlaces entre los elementos que componen los discursos, en particular para este escrito, la articulación de los elementos en el discurso del analista en el que el lugar de agente se encuentra ocupado por el objeto a, (lugar del analista) con dirección a provocar un saber, un saber inconsciente. De esta manera, “Lo que el analista instituye como experiencia analítica, puede decirse simplemente, es la histerización del discurso”1 Lacan, J. (2008 (1969-1970)). Libro 17. El reverso del psicoanálisis. Argentina: Paidós. Pág. 33
Un pedido de ser atendido por un analista no remite de modo correlativo a ocupar un lugar de analizante, el tramo dependerá del tiempo lógico de aquel que demanda ser escuchado en un dispositivo clínico. Empezar un análisis requiere de una rectificación subjetiva, en palabras de Lizbeth Ahumada “el sujeto encuentra la novedad de lo que emerge como otro lugar para él”2Lizbeth Ahumada Yanet. “De un lugar a otro” XI ENAPOL , por supuesto que este movimiento es por la presencia del analista, una presencia que hace un lugar a la enunciación de quien empieza a posicionarse como analizante.
Lacan, en “Conferencias en las universidades norteamericanas” señaló “Se trata de hacerlos entrar por la puerta, que el análisis sea un umbral, que haya para ellos una verdadera demanda”3Lacan, J., (1975) “Conferencias en las universidades norteamericanas (2da.parte)”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, N°21, octubre 2016, p.9, aclara que se trata de una demanda de desbaratar el síntoma. Entonces, llegar a ser analizante también implica consentir pasar de la queja a un trabajo sin garantías, tal vez como “un dejarse suceder”4Clotilde Leguil: “El consentimiento no es una experiencia de razón”. , para transitar en un análisis del sufrimiento hacia una posición diferente, efecto del acto analítico.
Acaso se pueda hilvanar que, así como del lado del postulante a analizante o ya analizante se requiere un consentimiento, del lado del analista también. En el seminario “El reverso del psicoanálisis” Lacan indicará “[…] el psicoanalista […] se compromete a seguir la huella del deseo de saber”5Lacan, J. (2008 (1969-1970)). Libro 17. El reverso del psicoanálisis. Argentina: Paidós. Pág. 112. Por supuesto que, desde un lugar vaciado de saber, el practicante del psicoanálisis, consiente a ocupar el lugar de objeto a como la causa del deseo de saber en el analizante.
En este recorrido para describir el lugar de analizante, Miller en “El desengaño del psicoanálisis” respecto al lugar de analizante señala “Quizá no haya mejor definición de quien se propone para ser analizante: lo mínimo que puede pedirse es que se interese en su singularidad, una singularidad que no atañe a otra cosa que, a ese S1, a ese significante que le es propio”6Miller, J.-A., “El desencanto del psicoanálisis”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis N°27, junio 28, 2020..
La posición analizante tiene que ver con el propio análisis. Probablemente sostener una posición de analizante es servirse de la formación y del propio análisis para, como dice, Lacan “estar a la altura de la época” en términos de acoger los efectos de la subjetividad de la época. En el seminario 20 de Lacan, se encuentra una referencia respecto a la posición analizante “De modo que, si es verdad que respecto a ustedes yo no puedo estar aquí sino en la posición de analizante de mí no quiero saber nada de eso, de aquí a que ustedes alcancen el mismo, habrá mucho que sudar”. Continúa aclarando: “Por eso, precisamente, sólo cuando el suyo les parece suficiente, pueden, si son uno de mis analizantes, desprenderse normalmente de su análisis. De ello concluyo que, contrariamente a lo que se afirma, no hay ningún impasse entre mi posición de analista y lo que aquí hago”7 Lacan, J. (2004 (1972-1973)). Libro 20. Aun. Argentina: Paidós. Pag. 9. Es en ese hacer de Lacan que hace avanzar al psicoanálisis. ¿Será posible pensar la posición analizante como un consentir interrogarse en la lógica de “no hay relación sexual”?
Para concluir, por ahora, analizante y posición analizante, parecen responder a diferentes momentos del análisis.
I Jornadas de Carteles NELcf
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